Los temas relacionados con la paz han sido en los últimos días lo más parecido a una montaña rusa, por la cantidad de acontecimientos que se han registrado: firma del acuerdo en Cartagena, con presidentes, Rey, y la cúpula de la burocracia internacional; plebiscito y triunfo del ‘No’; Premio Nobel para el Presidente, y declaraciones del Eln aceptando el inicio de las conversaciones de paz, por mencionar los hechos más destacados. Y ahora ¿qué viene?
De una parte, parece evidente que antes que rechazar la consecución de la paz, lo que se dio fue una situación puntual en la que la cola del huracán Mathew conspiró contra la votación en la Costa Caribe, y se perdieron unos votos que seguramente habrían permitido un triunfo del ‘Sí. Este, sin embargo, habría sido una victoria tan precaria como el del ‘No’, situación que habría sido perjudicial para pretender implementar los acuerdos, pues, como lo mencionaba en días pasados, es de gran importancia contar con un ‘mandato claro’ para su implementación.
De otra parte, tampoco se puede decir que los votos del ‘No’ fueron un bloque sólido alrededor del uribismo. En esos más de seis millones de personas que sufragaron, había una parte sigificativa de electores conservadores que siguen las orientaciones de Marta Lucía Ramírez y de Pastrana, e incluso de Ordóñez. Pero, sobre todo, es indiscutible el peso de las iglesias cristianas y de algunos grupos católicos, que, alrededor de la llamada ‘ideología de genero’, por el lenguaje utilizado en el texto de los acuerdos, llevó a muchos a un voto negativo. Solo basta recordar las movilizaciones en contra de las cartillas del Ministerio de Educación, para dimensionar el fenómeno.
Es palpable también que hay quienes pretenden dilatar todo, esperando llevarlo al proceso electoral del 2018 y, con una actitud mezquina, sustentar en este tema su ascenso al poder, pero esto resulta cada vez menos factible. Es evidente que los colombianos quieren expresarse y no son indiferentes a lo que está ocurriendo, como bien lo vemos en las movilizaciones estudiantiles y ciudadanas. Y, seguramente, lo harán muchas iglesias, en la medida en que se aclaren los temas de género, que no deberían ser el obstáculo para lograr un acuerdo de paz. Y, de forma mucho más acentuada, se percibe la presión internacional para que Colombia llegue a un acuerdo en materia de paz, situación magnificada ahora por cuenta del Premio Nobel de la Paz para el Presidente.
Todo puede pasar, pero, a la luz de lo que está ocurriendo, los del ‘Sí’, los del ‘No’, las Farc, y ojalá el Eln, tendrán que bajar sus expectativas y buscar unos puntos de encuentro, pues de otra forma no solo haremos uno de los ridículos internacionales más grandes de la historia, sino que eso se va a comenzar a reflejar en la economía, y terminaría creando fracturas irreparables en la sociedad colombiana.
Hagamos votos por que todos los actores se iluminen en esta coyuntura y produzcan un acuerdo que no deje feliz a ninguno, lo que sería un buen indicador de que se trata de un pacto equilibrado.
Ricardo Villaveces P.
Consultor privado
rvillavecesp@gmail.com
Que nadie quede feliz
Hagamos votos por que todos los actores se iluminen en esta coyuntura y produzcan un acuerdo que no deje feliz a ninguno.
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