La experimentada directora y actriz Patricia Ariza se toma unos segundos antes de tratar de resumir la importancia del Festival Alternativo de Teatro en un par de frases: “Que sea un festival de encuentro, un festival popular, que le dé mucha importancia al teatro de grupo, al movimiento teatral colombiano, a la discusión”.
Es una filosofía que pone de relieve la producción independiente del teatro colombiano y que se reflejará en los más de 20 días de programación que se prolongarán hasta el 25 de abril.
Son 90 grupos con invitados de Estados Unidos, Argentina, España, México y Brasil, que se presentarán en 21 salas, como el Teatro Villa Mayor.
Aunque el festival ha logrado sobrevivir durante más de 20 años, este año vuelve a rondar la incertidumbre sobre si será la última edición.
“Esto tiene que ser un llamado para que las instituciones (estatales) miren el tema presupuestal del Festival Alternativo o, si no, se acaba.
No quiero volverme alarmista, porque no es mi estilo, pero es muy difícil continuar así”, dice Ariza sobre el encuentro teatral que este año tuvo un presupuesto cercano a los 200 millones de pesos.
“Nuestra pelea no es contra el Festival Iberoamericano, a pesar de que tenemos concepciones completamente distintas, pero pienso que las dos deben existir con un equilibrio mayor”, dice.
Por Colombia se destacan piezas como La última cinta de Krapp, adaptación de la obra de Samuel Beckett, protagonizada por el actor y dramaturgo australiano-irlandés Joe Broderick. De México llega el grupo Kalipatos, con la obra Zoom o el sueño de la felicidad, escrita y dirigida por Eugenia Cano.
Es una programación muy popular, los abonos para estudiantes valen 30.000 pesos para ver seis obras. Además, habrá una programación especial de títeres y obras infantiles que se podrá ver en el Teatro El Parque.
CINE
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Película italiana dirigida por Guiseppe Tornatore y música de Ennio Morricone.
El protagonista es Geoffrey Rush (Él discurso del Rey), quien a medida que avanza la proyección es muy acogido por el espectador dada su aparente sinceridad y personalidad. Tornatore narra su propio guión manteniendo el interés y el suspenso hasta el final.
Virgil (Rush) es un experto en arte y famoso agente de subastas: Sabe que una falsificación siempre tiene algo de verdad.
Conserva una “trastienda” personal y física, y sus secretos los saben solo su compinches de las subastas. Recibe una llamada de una joven (Sylvia Hoeks), misteriosa, que desea vender la colección de antigüedades que recibió en herencia. Ella sufre de agorafobia y no sale de su casa ni se deja ver de nadie.
De ahí en adelante suceden varios hechos que influyen en la vida de Virgil, que le cambian su rutina, la hacen manifestarse como es, con sus manías peculiares, y se crea una historia particular de amor con esa joven, hasta llegar a un desenlace sorprendente.