Le dicen ‘mal de amores’ o tener ‘el corazón roto’, y aunque el tema ha sido tratado muchas veces en la literatura y en el cine, esos eufemismos para indicar penas y sufrimiento relacionados con el amor son, en realidad y según nuevas investigaciones, males reales con consecuencias graves para el corazón.
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Muchos hemos conocido el caso de parejas que se mueren uno tras otro, de gente inconsolable por años después de una ruptura amorosa o la muerte de un cónyuge, un familiar cercano o inclusive de una mascota.
Igualmente hemos oído decir que “el tiempo puede reparar un corazón roto”. La ciencia, sin embargo, indica que el viejo adagio no es cierto y que el tiempo no es el que sana un corazón roto.
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El síndrome de corazón roto o cardiomiopatía por estrés, también conocido como ‘tako-tsubo’ cardiomiopatía, fue descrito médicamente por primera vez en 1990 en Japón, pero hasta ahora los médicos creían que si bien es un problema con causas físicas, los pacientes se podían restablecer solos y sin intervenciones.
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La comunidad médica lo veía más como un daño psicológico, deterioro moral y depresión. Pero sufrir una experiencia que ‘rompe’ el corazón afecta mucho más que la moral. Clínicamente se ha probado que tiene implicación sobre los músculos cardiacos, con consecuencias a corto y largo plazo que afortunadamente, en la mayor parte de los casos, son reversibles con tratamiento.
Las mujeres son más propensas que los hombres a experimentar el dolor repentino e intenso en el pecho que lo caracteriza y que es la reacción a un aumento de las hormonas del estrés como la adrenalina y el cortisol, causado por un evento emocionalmente estresante como un divorcio, una ruptura sentimental o separación física, una traición o rechazo romántico.
“El síndrome del corazón roto se puede diagnosticar erróneamente como un ataque al corazón porque los síntomas y los resultados de las pruebas son similares”, explica la Asociación Americana del Corazón (AHA). “De hecho, las pruebas muestran cambios dramáticos en el ritmo y las sustancias sanguíneas que son típicas de un ataque al corazón. La diferencia es que no hay evidencia de arterias cardíacas bloqueadas en el síndrome del corazón roto”.
Otros desencadenantes potenciales son por ejemplo la noticia de la muerte inesperada de un ser querido, un diagnóstico médico aterrador, abuso doméstico o la pérdida de trabajo.
“Cuando hablamos de un corazón roto, la imagen que viene a la mente es el dibujo de corazón muy rojo con una línea irregular que lo atraviesa” explica la AHA en su sitio web.
“Pero un corazón roto en la vida real puede conducir a serias consecuencias: existen vínculos establecidos entre la depresión, la salud mental y la enfermedad cardíaca y un evento extremadamente estresante puede tener un impacto en el corazón, incluyendo el de personas totalmente sanas”.
Si bien los síntomas son similares a los de un ataque cardíaco, aunque no hay bloqueos arteriales, el corazón se deforma con el choque doloroso y su funcionamiento de bombeo se ve interferido.
UN PROBLEMA QUE SURGE POR VARIOS FACTORES
Un estudio con más de 50 pacientes en la Universidad de Aberdeen, cuyos resultados recibieron atención por parte de la comunidad médica de todos los lugares del mundo, encontró que los efectos del choque emocional causados por un ‘mal de amores’ pueden durar largo tiempo.
“Es una enfermedad devastadora que puede afectar a la gente con buena salud”, explicó Jeremy Pearson, médico de la British Heart Foundation (BHF). “No existe un tratamiento a largo plazo para los pacientes que lo padecen, porque por largo tiempo y por error la comunidad científica pensó que con tiempo los pacientes se podían recuperar por completo”.
Los pacientes que participaron en la investigación habían sufrido una gran pena, tenían en promedio 60 años y el 92 por ciento eran mujeres. Aunque hay diferencias biológicas clave en hombres y mujeres, el estudio confirmó cómo la capacidad emocional de las mujeres es profundamente divergente de la de los hombres.
Todos los participantes fueron objeto de pruebas de ultrasonido y escáneres regulares durante varios meses.
Los datos recogidos mostraron que los pacientes aún sufrían incluso mucho después de que el evento había pasado. También descubrieron que varios de estos mostraban “síntomas continuos de insuficiencia cardíaca”.
En todos los casos los investigadores encontraron pequeñas cicatrices visibles en la superficie del músculo que conllevan como consecuencia a la reducción de la elasticidad del corazón, alterando como se contrae y expande y dando lugar a un cambio de forma del ventrículo izquierdo.
“Por demasiado tiempo pensamos que las personas con cardiomiopatía ‘tako-tsubo’ se estaban recuperando sin intervención médica”, dijo Dana Dawson, investigadora de la Universidad de Aberdeen y autora principal del estudio en un comunicado divulgado por la universidad.
“Hemos demostrado que esta enfermedad causa daños durante mucho más tiempo de lo que pensábamos”. El ‘síndrome de corazón roto’ afecta a miles de personas en el mundo.
Cecilia Rodríguez
Luxemburgo