¿Puede un caballo ‘normal’ competir justamente contra uno clonado con la más avanzada biotecnología? Esa no es una pregunta teórica. Es la que enfrentan muchos participantes en el mundo de competencias equinas y del juego de polo, criadores de caballos campeones y científicos que clonan no solo caballos, sino otros animales mamíferos domésticos como perros y gatos.
Animales de granja, como toros y vacas, o mulas, cuyos ejemplares más finos se pueden copiar de manera idéntica para desarrollar razas élites, son un sector en gran auge.
Más recientemente, científicos chinos lograron clonar micos, rompiendo la barrera técnica que podría abrir la puerta a la copia de humanos y subiendo la tensión sobre el dilema ético y moral que implica.
¿Recuerda a la oveja Dolly, el primer mamífero clonado que hiciera historia hace más de 20 años?
Desde cuando se creó Dolly en un laboratorio de Edimburgo en 1996, los científicos han clonado casi dos docenas de mamíferos diferentes y los métodos se han perfeccionado y simplificado al punto que han salido de los laboratorios científicos y entrado el ámbito comercial.
La clonación de equinos es uno de los sectores más productivos. Las ‘copias’ genéticas de los mejores sementales se obtienen a precios de oro.
‘Cuartetera’ por ejemplo, calificada como el mejor caballo para polo en la historia, es una yegua de 17 años de propiedad del jugador argentino campeón del deporte y criador de caballos Adolfo Cambiaso. Cuartetera ahora tiene dos docenas de clones llamados Cuartetera 1, Cuartetera 2, y así sucesivamente.
En octubre pasado, Cambiaso ganó un partido de polo con una sucesión de seis clones de Cuartetera. Este año, en la final del Abierto de Palermo, por primera vez un caballo clonado, esta vez la Cuartetera B09, fue elegido el mejor caballo del campeonato.
Crestview Genetics, la empresa de Cambiaso y sus socios, produce aproximadamente 50 clones por año y es líder de una nueva carrera, esta vez científica, en la producción de caballos perfeccionados para competir y ganar, y Argentina es uno de los centros de lo que los medios han comenzado a llamar “la guerra de los caballos clonados”.
Pero no es la única. Desde cuando se logró clonar el primer caballo en 2003, hay un pequeño grupo de compañías que los producen y esas copias están inundando el mundo del polo donde clones múltiples de un campeón, como los Cuarteteras, a menudo luchan unos contra otros en el mismo campo.
La Asociación Profesional de Rodeo Cowboys en los Estados Unidos permite que duplicados genéticos compitan en carreras de barriles y carreras de burros. Y la Federación Ecuestre Internacional, el organismo rector mundial para deportes ecuestres, ha sancionado clones para eventos olímpicos. Hasta hace poco, ni siquiera era necesario revelar ese pequeño detalle.
En la conferencia de la Sociedad Internacional de Tecnología de Embriones en el mes de enero en Bangkok, un científico argentino, haciendo el balance de la clonación equina en todo el mundo, dijo que para obtener un clon son necesarios un promedio de tres a cuatro embarazos, lo cual se traduce en un riesgo de pérdida del 75% durante la gestación.
También habló de patologías neonatales, hipertrofia del cordón umbilical y retracción del tendón que se producen con frecuencia en caballos clonados. En el último estudio científico que data de 2016, de 29 clones, 5 murieron después del nacimiento, pero las estadísticas no son confiables por falta de controles o regulaciones en el sector y los expertos creen que muchos de los malos resultados no se reportan.
Aun así, el éxito comercial es innegable. Uno de esos núcleos celulares, que no son más grandes que un grano de arena, puede valer un año después, si el embarazo es exitoso, casi $229 millones. Es lo que los jugadores profesionales de polo, los competidores de pruebas de equitación o los dueños de caballos de resistencia o doma están dispuestos a pagar.
Los clones de Cambiaso, sin embargo, de acuerdo a un reportaje de la revista Le Point, no están en venta. Crestview Genetics quiere mantener el monopolio de su reserva genética para usar como criadores o reservarlos para competencia. Una potra nacida de uno de sus clones, con un linaje excepcional, vale alrededor de $600 millones.
Alan Meeker, el director Ejecutivo de la compañía le dijo a la revista Bloomberg que han creado cerca de 100 clones de caballos valorados entre 500.000 y 800.000 dólares cada uno y que los clones han producido más de 375 potros y potras a un precio entre 50.000 y 250.000 dólares.
Hay mucha controversia alrededor de la idea de si un animal clonado puede ser mejor que el original. Dado que no hay estadísticas confiables, la información es sobre todo anecdótica.
Kheiron Biotech, el mayor competidor de Crestview Genetics anunció recientemente que logró producir embriones equinos genéticamente modificados en perfecto estado de salud, usando la técnica CRISPR-Cas9 que permite eliminar una secuencia de ADN y reemplazarla por la de otro sujeto. Como copiando y pegando genes que eventualmente crearían caballos biónicos, más musculosos, más rápidos y más resistentes. Por ahora, la implantación no ha llegado a un buen final y la técnica todavía plantea muchos problemas de salud y ética.
Cecilia Rodríguez
Luxemburgo