Poco a poco, casi en el anonimato, el plástico se convirtió en parte indispensable del tejido de nuestras vidas. Vivimos en un planeta plástico y las consecuencias son peligrosas.
¿Se ha fijado cuántos objetos a su alrededor están hechos de plástico? No son solo recipientes de la cocina o ropa hecha de nylon y poliéster o las bolsas del mercado, los juguetes, los empaques de prácticamente todos los productos, las botellas de la mayor parte de los líquidos que consumimos. Grandes objetos como carros y aviones están hechos en un 50% de plástico.
También está el plástico ‘invisible’: las partículas diminutas o micro-pepitas que las compañías vierten en miles de productos incluyendo los cosméticos y limpiadores domésticos que se encuentran no solo en las marcas más comunes sino en muchas que dicen ser ‘ecológicas’ y que corren de los sifones de nuestras casas sin que nadie pueda detenerlas o detectarlas.
Cada año, el mundo produce alrededor de 340 millones de toneladas del material y lo ha estado haciendo por décadas.
(Lea: Colombia recicla el 17% de las 12 millones de toneladas de residuos)
El plástico está en todas partes, no porque sea mejor que los materiales naturales que reemplazó, sino porque es más liviano y barato, tan barato que simplemente se tira cada vez que se usa. De esa manera el plástico hizo posible la cultura de consumismo desechable en que vivimos y ha generado una crisis mundial de residuos que parece incontrolable.
Desde un punto de vista positivo, esa crisis mundial ha provocado una revuelta publica contra el plástico, que no conoce ni fronteras ni movimientos políticos y que está ocurriendo a gran velocidad. La presión de la opinión publica esta empujando a los gobiernos de varios países a responder a la crisis como si se tratara de un desastre natural.
Las Naciones Unidas han declarado ‘guerra’ contra plástico no reusable, la Gran Bretaña ha entrado en una campaña para acabar con todo empaque plástico para 2024, India ha prometido que lo va a hacer para 2022, Nueva Zelanda ya comenzó a dar fin a todo plástico de uso único y en Colombia hay un proyecto de ley prohibiendo ‘la fabricación, importación, venta y distribución de plásticos de un solo uso’ para el año 2030.
(Lea: Las multinacionales que más contaminan los océanos)
¿Y a dónde va a parar gran parte de ese tsunami de plásticos que desechamos cada minuto? Al mar.
Se calcula que entre 10 y 12,5 millones de toneladas de plásticos llegan a los océanos cada año y que esa cantidad va a doblar para 2025. Desde el comienzo del 2000 cuando se descubrió la existencia de inmensas manchas de basura, más grandes que la superficie de muchos países, flotando en los mares, los científicos han estado advirtiendo que alrededor del 80% de esos desechos no son biodegradables y las cantidades de plásticos devueltos por las olas a las playas y puertos va a seguir aumentando.
La mas grande de esas manchas, conocida como ‘Ebbesmeyer’ porque fue descubierta por un oceanógrafo de ese nombre, contiene más de 80.000 toneladas de basura plástica.
Pero esas denuncias no habían movido la atención publica como lo han hecho las fotos y videos de aves, peces y mamíferos marinos atrapados en plásticos, asfixiados por plásticos, muertos por haber consumido plásticos.
A todo eso hay que agregar la más reciente noticia que muchos llaman ‘la venganza del mar’.
Un reciente estudio que examino a participantes de Europa, Japón y Rusia encontró micro partículas plásticas en las heces, lo cual lleva a los científicos a concluir que el plástico ha entrado en la cadena alimenticia humana.
Los autores del estudio estiman que “más del 50% de la población mundial podría tener micro-plásticos en sus deposiciones”.
Previos estudios las han encontrado ya en peces, crustáceos y otras criaturas marinas que comemos. Es como si el mar nos estuviera devolviendo la basura humana que le arrojamos.
Y no solo se trata de la ‘venganza del mar’. Se han detectado micro-plásticos en el agua corriente en todo el mundo y se ha probado que estamos permanentemente expuestos a consumir residuos plásticos de las envolturas de los alimentos y de beber líquidos de botellas plásticas.
Las partículas más pequeñas pueden entrar el sistema circulatorio, el sistema linfático e inclusivo han sido encontradas en el hígado de personas enfermas.
El uso del plástico es tan generalizado en la vida moderna que eliminarlo por completo de la cadena alimentaria es prácticamente imposible. Un millón de botellas de plástico se compran en todo el mundo cada minuto y se espera que el número aumente otro 20% para 2021. Los intereses económicos tras esas ventas astronómicas no van a detener la producción para ‘salvar al mundo’.
Lo que esta cambiando es la actitud de la gente. Hasta no hace mucho veíamos el plástico simplemente como basura, no como amenaza. Algo para comprar y tirar. Ahora reconocemos que es mucho más generalizado y siniestro y que simplemente tirarlo a la caneca no es solución.
Controles institucionales nacionales e internacionales están en camino, pero a estas alturas esas medidas no son suficientes, ni van a llegar a tiempo.
La decisión es personal.
Cecilia Rodríguez