Es difícil no detenerse delante de los escaparates repletos de bombones, tabletas, chocolatinas, gofres y tantos otros manjares que hipnotizan a los turistas en las calles de Bruselas, Gante, Amberes o Brujas. Esta última ciudad belga cuenta hasta con su propio museo del chocolate, en el que se ofrece un repaso por los 4.000 años de historia del cacao.
El museo ‘Choco-Story’ revela, entre otras cosas, que hubo una época en la que la Iglesia católica prohibió el consumo de chocolate por considerarlo afrodisíaco o que el mujeriego Casanova solía ofrecer chocolate y champán a las mujeres para que cayeran en sus redes.
Pero a quienes intentan conquistar las empresas chocolateras belgas es a los potenciales clientes. Por eso muchas buscan nuevas fórmulas innovadoras para sacar rédito a un manjar que nunca pasa de moda, y menos en este país centroeuropeo.
CHOCO-INNOVACIÓN PARA SEDUCIR AL PALADAR
“Aquí existe una manera muy nuestra de trabajar el cacao que nos diferencia del resto de países”, explica el portavoz de la empresa chocolatera New Tree, David De Sousa.
Esta compañía propone un concepto alternativo de ‘cacao ecológico’, sin desaprovechar la calidad del chocolate belga, famoso en todo el mundo.
Benoît de Bruyn, bioquímico enamorado del campo y fundador de la empresa de cacao ecológico New Tree, estaba cansado de escuchar siempre lo mismo cada vez que confesaba sus planes: “¿Para qué quieres montar una empresa de chocolate en Bélgica con todas las que ya hay?”.
“Mi idea es mezclar la calidad del chocolate belga con los sabores de la naturaleza como lavanda, tomillo, frutas del bosque o canela sin descuidar la nutrición y la salud de los consumidores”, detalla De Sousa.
“Se habla en ocasiones, sin fundamento, de algunos perjuicios del chocolate para la salud y, sin embargo, se alaban poco sus beneficios, como el porcentaje de antioxidantes que posee y que ayuda a prevenir enfermedades como el cáncer, o de sus propiedades para mejorar el tránsito intestinal y combatir el estreñimiento”, según indican desde el museo Choco-Story.
“El chocolate tampoco es pesado para el estómago, pues se digiere en unos 30 minutos, excepto si se toma después de comidas copiosas”, añaden desde esta institución .
Y lo que es cierto es que contiene sustancias adictivas que podrían llegar a producir el mismo efecto que el cannabis, “pero para ello habría que comer unos 11 kilos de chocolate al día”, de acuerdo con los datos del museo.
Y es que esta delicia es única por su proceso de fabricación. El chocolate que se elabora en este país contiene un porcentaje de cacao superior a la media y, según los maestros chocolateros, está hecho con granos molidos con más precisión que en otros lugares. Por ello se ha ganado la fama de ser uno de los mejores chocolates del mundo.
EFE