Dentro de los planes profesionales de los trabajadores siempre estará el dejar de ser un subordinado para convertirse en el ‘manda más’. Por eso, no hay empleado en el mundo que no se imagine o sueñe que es el jefe de su jefe.
Es por eso que, cuando la oportunidad se presente o el destino se ponga de lado del trabajador, y este comienza a escalar peldaños hacia responsabilidades más grandes, es necesario tener en cuenta varias recomendaciones para no zozobrar en el proceso.
En primera medida, es fundamental que el jefe primerizo no subestime o ignore los problemas que se van presentando en su sección.
La recomendación de los especialistas es escuchar la opinión de los compañeros de trabajo, analizar todos los posibles escenarios y tomar la mejor decisión, tanto para los empleados como para la empresa en sí.
GARROTE Y ZANAHORIA
El segundo punto a tener en cuenta es el del manejo del personal.
Los psicólogos recomiendan en este caso que el jefe primerizo no se tome tan a pecho la autoridad de su cargo y comience a decirle a sus compañeros qué deben hacer, sin mediar una razón clara.
El popular !porque yo lo digo y punto!, contiene una fuerte carga emocional que puede hacer que los subordinados se pongan en su contra, lo que termina por enlodar la imagen del directivo.
Como tercer ítem hay que hablar de los jefes ‘primíparos’ que quieren hacerlo todo.
Este tipo de personas no dejan que los demás hagan su trabajo y terminan lesionando la producción de la empresa. Por tanto, los expertos recomiendan saber delegar, como uno de los principios del éxito empresarial.
En cuarto lugar hay que saber manejar el pánico escénico. Una situación que termina lesionando la imagen del nuevo jefe. Hay que adoptar una actitud de seguridad para salirle al paso a esta circunstancia.
Teniendo en cuenta estos concejos, los jefes primerizos podrán enfrentar mejor este nuevo reto.