¿Es feliz en su trabajo?, ¿se considera exitoso en la profesión que eligió? O mejor, ¿sabe qué es el éxito? Un artículo publicado por Paolo Gallo en el World Economic Forum trata de despejar estas y otras dudas para determinar si en los trabajadores tienen definido el verdadero sentido de lo que hacen.
En el artículo no solo se redefine qué es el éxito sino que además se hacen varias preguntas a la visión que los trabajadores tienen sobre sus metas, éxito, aprendizaje y lo más importante interroga si es feliz en lo que hace (Lea también: Estas señales le indican que está en el trabajo equivocado).
Estas son las preguntas que según World Economic Forum deberá plantearse para encontrarle sentido al trabajo (Vea además: Empleados sin oficina: un modelo de empresa moderna).
El escritor Mark Twain dijo una vez: “Los dos días más importantes de tu vida son el día en que naciste y el día en que descubriste por qué”. La cuestión es, por tanto: ¿Cuál es el propósito real de la vida? ¿Por qué está aquí y por qué hace lo que haces Un error muy común es confundir el propósito con las metas u objetivos.
Un propósito, por ejemplo, es desatacar en tu actividad, mientras una meta es ser ascendido o cumplir con un cometido. Cumplir con una cantidad de cometidos nunca puede equivaler a tener un propósito significativo.
Las metas y objetivos pueden aplastadas por circunstancias externas u otras personas, pero no pueden destruir el propósito. Todos necesitamos que nuestras vidas tengan un propósito.
¿Cuál es el propósito de la suya? Acá va una pista: un propósito significativo es más importante que uno mismo y está relacionado con una causa o una misión en la que crees profundamente.
Piénsalo: ¿Quiere ser un misionero o un mercenario? Céntrase en dejar una huella duradera, no en los resultados a corto plazo.
Según Paolo Gallo, tras 20 años como director de Recursos Humanos en varias organizaciones y países, aprendió que todos tenemos un talento, un verdadero tesoro en nuestro interior que espera ser descubierto. Pero no basta descubrir ese talento: debemos utilizarlo y mejorarlo incesantemente. El talento está sobrevalorado, pues sólo juega un papel menor en nuestro éxito.
Éxito significa hacer un esfuerzo constante por mejorar, y negarse a tolerar la mediocridad. Tu verdadero punto fuerte es, por tanto, tu talento multiplicado por el esfuerzo que inviertes en desarrollarlo.
Como dice el dicho: El éxito es 10% de inspiración y 90% de transpiración. Piensa en los atletas olímpicos, esos breves segundos o minutos son el resultado de años, o incluso décadas de esfuerzo, sacrificio y progresos minúsculos. Cuando Flavia Pennetta, de 33 años, ganó el US Open de tenis, un periodista le dijo; “Ese último golpe fue un destello de genialidad”. “¿Genialidad?”, respondió Pennetta. “Llevo 20 años practicando ese golpe”. Michael Phelps se ha convertido en leyenda tras ganar 22 medallas de oro, una hazaña de perseverancia asombrosa que no se consigue sólo a base de talento innato.
Ryan Holiday, el autor y emprendedor estadounidense, ha llegado a afirmar que“el ego es el enemigo”. Por lo que el asunto es el siguiente: ¿Puedes controlar, o incluso matar, tu ego? ¿Puedes eliminar tu orgullo, tu propensión a atribuirte el mérito y a ser el centro de atención? ¿Puedes escuchar otros puntos de vista, pero no porque se supone que debas hacerlo sino porque realmente te interesa? Si has contestado que no una y otra vez, adoleces de lo que los antiguos griegos llamaban ‘hubris’: el peligroso exceso de confianza que te lleva a creer que tútienes razón y que todos los demás están equivocados. Muchas debacles políticas y económicas se construyeron sobre los defectuosos cimientos de esa arrogancia.
Volviendo a los griegos, hubris siempre conducía a la lamentable aparición de Némesis, la retribución divina. Antes de que el desastre golpee necesitas construir puentes, tirar abajo los muros y conectar y estar en contacto constante con los demás, pues en tu viaje nunca estará solo.
Si has respondido ‘el fracaso’, piensa de nuevo. ¿Quién es el jugador de baloncesto que falló 9000 lanzamientos a lo largo de su carrera? Fue Michael Jordan, considerado el mejor jugador de todos los tiempos. Nelson Mandela dijo alguna vez: “Yo nunca pierdo. O gano o aprendo”. Vuelvan a leer esta hermosa frase: Yo nunca pierdo. O gano o aprendo. Si conseguimos aprender de nuestros errores, el fracaso no es lo opuesto al éxito sino que se convierte en un componente clave de éste. En mi libro, el único fracaso es la imposibilidad de reflexionar y aprender. Como reza el proverbio japonés: “La vida es caer siete veces y levantase ocho”.
No hace falta ser un experto en comportamiento organizacional, pero sí debemos comprender a fondo la cultura de la compañía para la que trabajamos. Es necesario entender en profundidad sus reglas y normas más importantes, pues la mayoría de ellas no están escritas ni son explícitas. Si no las conoces, serás devorado por los nativos. Lo que mi libro brinda son herramientas simples y prácticas para ‘decodificar’ estas organizaciones. Un ejemplo: estudia a quienes ocupan los puestos más altos en tu organización. ¿Cómo llegaron allí? ¿Por sus méritos, sus capacidades, su integridad, sus resultados? ¿O por otros factores? Al estudiar quién ha llegado a lo más alto debemos estar atentos a la narrativa que se nos desvela.
La confianza es un tema crucial para individuos, organizaciones y sociedades, y debes construirla invirtiendo tiempo y trabajo duro. Tu reputación será uno de los pilares de tu carrera profesional. Entonces, ¿cómo crear tu reputación? Todo cuenta: el carácter, la credibilidad, estar presentes cuando te necesitan, tu capacidad, confiabilidad, integridad y resultados. La arrogancia y los conflictos de interés, ya sean reales o percibidos, son corrosivos a la hora de crear confianza. Recuerda: a un candidato se lo recluta por sus condiciones, pero cuando ascienda lo hará fundamentalmente en base a la confianza que haya creado
En tu carrera profesional tendrás que tomar decisiones difíciles. Es lo que yo llamo “el momento de tus convicciones”. Son esos momentos en que los conocimientos técnicos no bastan para ayudarte a encontrar el camino correcto o la mejor solución a un problema espinoso. Lo que decidirá esos momentos es tu carácter. La historia nos demuestra que en situaciones extremas la obediencia ciega a la autoridad puede tomar las riendas; a su vez la psicología nos muestra lo difícil que puede ser decir que no. El Experimento Milgram demostró claramente que sus sujetos estaban dispuestos a acatar la orden de aplicar shocks eléctricos a otros individuos. Negarse a seguir órdenes es un activo valioso en tu carrera profesional. Nunca debes perder de vista tus convicciones. A lo largo de tu carrera te enfrentarás a muchas circunstancias difíciles que quizá no te cambien, pero que sí revelarán quién eres.
En una oportunidad fui a una conferencia dictada por un famoso fotógrafo, quien nos mostró las fotos que había tomado en una isla caribeña. Eran imágenes bonitas, del estilo de las cartas postales, pero un poco aburridas y predecibles. A continuación nos mostró otra serie. Estas fotografías habían sido tomadas en el mismo lugar y sin embargo se veían totalmente diferentes: la luz, la perspectiva, los colores, todo era distinto. Entonces nos explicó que para la primera serie de fotografías había utilizado la misma lente, mientras que para la segunda había usado muchas lentes y ángulos diferentes. Ese es para mí el significado de ‘diversidad’. Para ver la realidad desde otros puntos de vista hacen falta lentes distintas, de modo de evitar la tentación de creer que la única perspectiva válida es la de uno y la única ideología correcta es la propia. La idea de las lentes aplicada a tu lugar de trabajo puede ayudarte a entender la complejidad, a conectar los puntos y a apreciar otras perspectivas. Hoy, estas capacidades son más importantes que nunca pues debemos construir puentes de tolerancia e inclusión para contrarrestar las fuerzas que intentan levantar muros entre países, ideas y personas. La diversidad es un bien invaluable. Mientras organizaciones como el Banco Mundial están encontrando formas de medir la diversidad y fomentarla, países como Canadá ven la diversidad como una parte crucial de su cultura y uno de los pilares de su prosperidad.
Siempre se puede aprender. En 1938, Ingeborg Rapoport había terminado de escribir su tesis y estaba a punto de recibir su doctorado en medicina. Pero debido a las odiosas leyes raciales que impuso el régimen nazi, titulación se le negó la debido a su herencia judía. Rapoport emigró a Estados Unidos, continuó allí sus estudios de medicina y trabajó en numerosos hospitales como pediatra y neonatóloga. Con algo más de cincuenta años, regresó a la República Democrática Alemana, y fundó la primera clínica de neonatología en Berlín Oriental. En 2015, la Universidad de Hamburgo decidió enmendar la injusticia cometida 77 años antes. Rapoport defendió su disertación de 1938 y obtuvo su título a los 102 años de edad. Por su entrega a la educación y su lucha contra la injusticia sufrida, es una de mis heroínas.
Conviértete en una máquina de aprender, experimenta fracasos exitosos y no dejes de aprender, incluso si tienes 102 años. Inventemos el futuro invirtiendo en nuestra educación. Será un viaje gozoso hacia la libertad –en la mayoría de los casos—, porque independientemente de lo que ocurra en la oficina, nadie te puede quitar lo aprendido.
Hace poco tiempo estuve en Antigua, Guatemala, uno de mis sitios preferidos en todo el mundo. Allí me enamore de las acuarelas de un artista callejero llamado Gerardo, que trabajaba el día entero pintando unos paisajes maravillosos. Quise comprarle una pero sólo le quedaba aquella en la que estaba trabajando entonces, y aún no había terminado. Yo me encontraba a punto de dejar el país, no podía esperar e insistí en comprarle la acuarela. Y como aún no estaba terminada le pedí un descuento, pero Gerardo me pidió el doble del precio habitual. Aquello me sorprendió e incluso me molestó un poco. Le pregunté por qué quería cobrarme el doble por una obra incompleta. Y Gerardo me respondió: “Porque usted me va a quitar el placer de hacer algo que verdaderamente amo”. Así que le pagué lo que me pedía, sabiendo que me llevaba una lección de vida invaluable: si alguien tiene que pagarte para que abandones lo que estás haciendo, es que realmente amas lo que haces.
Ojalá que mi libro transforme lo que para ustedes significa una exitosa carrera profesional, y desmonte la idea de que sólo puede haber unos pocos ganadores, de que los perdedores son los más. Una carrera exitosa es algo profundo, significativo y relevante. Pero lo es para todos nosotros, no sólo para unos pocos elegidos. En medio de la Cuarta Revolución Industrial, en esta era de transformación radical y conmoción tecnológica, necesitamos afianzar nuestras vidas laborales y nuestra identidad a nuestros valores. La brújula del éxito nos ayuda a hacer una pausa y reflexionar sobre quiénes somos, qué valores defendemos, y cómo tener una carrera profesional significativa, cargada de propósito, integridad y pasión.