La Fundación Nacional Batuta, entidad creada en 1991 por el Estado y el sector privado, atiende hoy a cerca de 40.000 niños y jóvenes, en un 90 por ciento de los estratos 1 y 2, en 108 municipios del país, a quienes les lleva educación musical enfocada a la integración social, y con la que se pretende “el desarrollo de la persona y de sus habilidades”, entre ellas las musicales, dice Juan Antonio Cuéllar, presidente de la Fundación.
Precisamente, para afianzar el compromiso de las empresas participantes en el proyecto, mañana se hará el lanzamiento oficial de la Fundación Metropolitana de Música capítulo Hatikva, palabra judía que traduce ‘esperanza’ y que se entiende como “una resignificación de la Orquesta Batuta de Bogotá, a la que ellos mismos le han puesto su nombre”, explica el directivo.
La presentación se hará en el Centro Cultural del Gimnasio Moderno, en la sala Ernesto Bein, cuando se presente la Orquesta Sinfónica Metropolitana Batuta, integrada por cien niños y jóvenes elegidos como los mejores músicos entre los 16 centros Batuta del Distrito.
Ellos, bajo la dirección del maestro Juan Felipe Molano y la participación del joven solista Juan Mario Moreno, interpretarán obras clásicas del repertorio de Beethoven, como su Sinfonía No. 7, y de Tchaikovsky, su concierto para violín y orquesta Ópera No. 35 en Re Mayor.
UN NUEVO IMPULSO
Luego de que amigos, empresarios pertenecientes a la comunidad judía, así como otros industriales, han apoyado y financiado a la Orquesta Metropolitana Batuta, ahora, liderados “por Isaac Guberek, empresario de la moda y los textiles”, decidieron crear un espacio más (la Fundación Metropolitana de Música capítulo Hatikva) para que empresas de todo el país ejerzan su responsabilidad social empresarial (RSE). Esto, a través del aporte al fomento musical de las comunidades que más lo necesitan.
Aunque la esencia del programa es generar un cambio de actitud en jóvenes y niños que integran la orquesta y hacen parte de algunas comunidades en situación de vulnerabilidad, el acompañamiento de estos empresarios ha hecho posible, entre otros, que la organización musical se haya presentado enescenarios nacionales y del exterior. En el 2011 estuvieron en el Festival Young Euro Classic y en la primera edición del festival italiano itinerante La Via dei Concerti.
POR OTROS CAPÍTULOS
En el trabajo que se hace en Bogotá está vinculado el Gobierno Nacional, representado por el Departamento Administrativo para la Prosperidad Social, varias alcaldías locales y empresarios, quienes en una alianza público-privada han logrado reconstruir el presente de estos muchachos.
La idea es que la experiencia de la Fundación se replique a modo de otros capítulos para diferentes ciudades colombianas, “gracias a que más empresas crean en que la cultura cambia vidas y renueva a la sociedad”, puntualiza Juan Antonio Cuéllar.
UN ESPACIO PARA LA PAZ
Hay que pensar, dice Juan Antonio Cuéllar, “que no se trata de ver la cultura per se, sino de verla como una herramienta poderosa para la transformación de los seres humanos”. Anota que estar conectado con la cultura genera riqueza interior y desarrolla fuertemente la moral.
Este grupo de empresarios cree que la música tiene un trasfondo social renovador, que ha sido comprobado a través de estudios que miden el impacto en las comunidades vulnerables y evidencian la disminución de la violencia y del reclutamiento ilícito, tal como sucede con los jóvenes que se integran a estos programas culturales.
Para conocer más del programa y apoyar la iniciativa puede consultar la página www.fundacionbatuta.org.
Astrid López
Redacción Portafolio