El Profesor Francisco Piedrahíta, rector de la Universidad Icesi de Cali, se recupera con gran satisfacción de la aventura que casi le cuesta la vida, tras extraviarse el sábado anterior, en el parque Jean Laffite en Marrero (Luisiana), cuando se internó en el bosque para fotografiar algunas aves de la zona, pues esta es es una de sus pasiones.
Para el sábado próximo, los estudiantes del alma máter y la ciudadanía caleña le tiene previsto un recibimiento muy especial en la capital del Valle del Cauca.
LA BÚSQUEDA Y EL ENCUENTRO
Un equipo de rescate local, en compañía de las autoridades e integrantes de la familia de Piedrahíta se dieron a la tarea de buscarlo, por tierra y aire, hasta hallarlo con vida, aunque su estado anímico no era el mejor, ya que se encontraba deshidratado y con múltiples picaduras de insectos que rodean las aguas de un pantano que hace parte del parque.
Piedrahíta, de 65 años, estuvo cinco días perdido, pero con la ayuda de un helicóptero de la oficina del alguacil del sector de Jefferson, se facilitó su ubicación.
Un equipo del canal de televisión WDSU, que viajaba a bordo del helicóptero, dijo que al divisar a Piedrahíta, él se apoyaba contra un árbol y no podía caminar. Hasta allí llegó una ambulancia para recogerlo poco después y lo trasladó al Centro Médico de West Jefferson.
Al parecer, el profesor había tomado un taxi hasta una reserva natural de Barataria y prometió regresar en 25 minutos, pero al no regresar, el taxista informó el hecho a los guardias forestales.
Comiendo hierba y bebiendo agua de pantano sobrevivió
Piedrahíta sobrevivió a esta aventura gracias a que se alimentó de hierba de la zona, la cual comía en pequeñas cantidades, y del agua de un pantano al que llegó. Cabe decir que estas aguas no tiene sodio ni potasio, indispensables para el cuerpo humano, pero sí le sirvieron para mantenerse hidratado en el mínimo posible. Por otro lado, los electrolitos se pueden encontrar en las hierbas y los vegetales que consumió Piedrahíta, con lo que suplió la ausencia de estos elementos.
Igualmente, en ese mismo follaje que el rector de Icesi consumió, también hay una fuente mínima de calorías que le ayudaron. Esto, sumado a que el profesor no se movió mucho, sólo recorrió un radio de diez metros, y a que se protegió del sol, le ayudó a superar esta prueba de vida.