El tribunal de apelación de París dará hoy su veredicto del segundo proceso de Jérôme Kerviel, excorredor del banco francés Société Générale, quien es juzgado por una pérdida récord en 2008, y que puede ser condenado a cinco años de prisión y al pago de 4.900 millones en euros de indemnizaciones.
En primera instancia, Kerviel, de 35 años de edad, fue condenado en 2010 a tres años de prisión y a pagar al banco esa suma astronómica, correspondiente a la pérdida que la institución afirma haber sufrido por su culpa.
En el proceso en apelación, realizado del 4 al 28 de junio, la fiscalía pidió la pena máxima de prisión, es decir, cinco años, y la Société Générale reclamó nuevamente 4.900 millones de euros, pese a que es evidente que Kerviel, de familia modesta y sin trabajo, no pagará nunca tal suma.
Su abogado, David Koubbi, pidió el sobreseimiento, afirmando que el banco sabía lo que hacía su corredor.
Jérôme Kerviel es acusado de haber realizado, sin la autorización de sus superiores en el banco, operaciones especulativas de sumas colosales en mercados riesgosos, y de haber evitado los controles de la empresa con operaciones ficticias, documentos falsos y mentiras.
Es procesado por los cargos de abuso de confianza, falsificación de documentos e introducción fraudulenta de datos en el sistema informático del banco.
Su caso hizo que la Société Général despidiera a varios ejecutivos y el banco debió pagar una multa de cuatro millones de euros por las carencias de sus sistemas de control.
Pero Kerviel fue el único acusado por el caso, que hizo temblar al mundo de las finanzas y estuvo a punto de hundir al banco.
¿UNA VÍCTIMA?
El extrader, por su parte, se declaró inocente, admitiendo que sobrepasó los límites y perdió el sentido de la realidad, pero describiéndose como un “hámster en su rueda” y afirmando que su único objetivo era hacer ganar dinero al banco.
Alegó que sus superiores sabían que sobrepasaba su mandato y efectuaba operaciones especulativas, y se dijo víctima de un complot: el banco habría “cubierto” sus posiciones a fin de, llegado el momento, atribuirle la responsabilidad de pérdidas debidas a los créditos hipotecarios basura (subprimes) estadounidenses que desencadenaron la crisis financiera mundial de 2008.
De hecho, el 24 de enero de ese año, cuando la Société Générale reveló el “fraude” de 4.900 millones de euros acusando a Jérôme Kerviel, anunció asimismo 2.000 millones de pérdidas debidas a las subprimes.
Pero la investigación no descubrió ningún complot y la teoría fue calificada de absurda por el expresidente del banco, Daniel Bouton.
Algunos testigos, entre ellos un empleado de una filial de la Société Générale, apoyaron ante el tribunal esa tesis, pero no la demostraron.
Paralelamente a este juicio, el abogado de Kerviel, David Koubbi, presentó dos demandas contra la Société Générale por estafa y falsificación, acusando al banco de no haber dicho al tribunal que había recuperado, gracias a un mecanismo fiscal, 1.700 de los 4.900 millones perdidos.
El banco respondió presentando a su vez una demanda por denuncia calumniosa. Estas querellas son objeto de investigaciones todavía en curso.
OTROS ACUSADOS DE GRANDES DESFALCOS
No es la primera vez que excorredores son llevados a la justicia, acusados de grandes robos financieros.
En febrero de 1995, el banco británico Barings fue declarado en quiebra a raíz de operaciones catastróficas de uno de sus corredores, Nick Leeson, quien acumuló 1.300 millones de dólares de pérdidas y fue condenado a seis años y medio de prisión.
En febrero de 2002, el irlandés Allied Irish Bank reveló que un corredor que trabajaba para una de sus filiales norteamericanas, Allfirst, había ocultado pérdidas por 691 millones de dólares en sus operaciones de cambio. John Rusnak fue condenado a siete años de prisión.
En septiembre de 2011, el banco suizo UBS anunció que fue víctima de operaciones ilegales realizadas por uno de sus corredores en Londres, Kweku Adoboli.