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07 nov 2016 - 3:09 p. m.

‘Los plebiscitos y los referéndums avivan ideas extremistas’

Ian Shapiro, profesor de Ciencia Política de la universidad de Yale, dice que el sector privado debe ser más proactivo respecto al proceso de paz.

Ian Shapiro

Ian Shapiro, profesor de ciencia política de la universidad de Yale en Estados Unidos

Ian Shapiro, profesor de ciencia política de la universidad de Yale en Estados Unidos

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Portafolio
07 nov 2016 - 3:09 p. m.

Ian Shapiro, profesor de Ciencia Política de la universidad de Yale, en Estados Unidos, habla sobre las inconveniencias de los plebiscitos y referéndum para decidir los grandes temas de las democracias modernas. Así mismo, analiza el papel que debe jugar el sector privado en Colombia en la búsqueda de nuevos acuerdos entre el Gobierno y las Farc.

¿Qué puede hacer el sector privado en Colombia en la búsqueda de la paz?

Es diferente para cada situación. Hay dos clases de cosas que el sector privado puede hacer: una, como hemos visto en el pasado, cuando las negociaciones no dan resultados o es muy impopular para los políticos de hacer ciertas cosas. En este caso el sector privado puede hacer más cosas y tienen mejores herramientas porque no dependen de unas elecciones ni están pendientes de ellas, y lo pueden hacer en secreto.

En Colombia es muy importante en estos momentos normalizar la economía en el mediano plazo, en particular emplear y ayudar a las guerrillas a entrar a la economía legal, en ayudar a transformar los cultivos ilegales en legales en el campo. También pensando lo impensable con algún tipo de acciones como hacer sociedades con ellos para transformar el campo porque mientras la producción de cultivos ilegales no disminuya va a ser muy difícil consolidar la paz en esas partes del país. El sector privado tiene un rol muy importante para jugar en lo que viene para el país.

Usted conoce muy bien los casos de Suráfrica e Israel, ¿cuáles son las enseñanzas más importantes?

Lo más importante es recordar al primer ministro israelí Menájem Beguín, que cuando estaba negociando con el presidente egipcio Anwar Sadat decía que uno no negocia con sus amigos sino con sus enemigos. Hay que tener en cuenta que no hay gente con la que no se pueda negociar, siempre se le puede llegar a la gente para hacerlo. Hay que pensar y llegar a la gente que tiene poder para tratar de alcanzar un acuerdo.

También es importante tener en cuenta que entre la insurgencia más esté reintegrada a la economía va a ser mejor porque o sino serán una fuente de desestabilización que, por ejemplo, van a luchar contra la inversión extranjera.

En estos momentos Colombia se ve muy bien, es una de las economías más fuertes de América Latina y con la paz podría generar mayores ingresos. Si nos referimos al sector agrícola, el país debería ser muy proactivo en conseguir socios para transformar la producción agrícola en la dirección legal.

Cerca de 400 líderes de negocios firmaron una carta pidiendo que el Gobierno y la oposición se pongan de acuerdo, ¿cómo ve la actitud del sector privado en Colombia?

El problema en Colombia no fueron las negociaciones porque ellos lograron un acuerdo, el problema fue que no lograron vender el acuerdo. No sabría decir qué otro mecanismo de legitimación se podría dar con un nuevo acuerdo.

Esos 400 líderes de negocios dieron un paso con la carta. Ahora ellos tienen que tomar el liderazgo tratando de vender y mercadear el acuerdo, cómo hacer para aprobarlo. Al estar renegociando ciertos puntos del acuerdo, el Gobierno y las Farc tienen que hacer concesiones de parte y parte para llegar a otro acuerdo. Uno de los puntos más importantes es la inmunidad para juzgar a la insurgencia.

El sector privado puede promover una discusión de cómo el acuerdo puede ser reescrito para que sea aceptado, pero también de cómo mercadearlo como un acuerdo significante y definitivo. Eso requiere una diplomacia creativa en ambos lados. La gente de negocios puede ayudar mucho pues ellos siempre están en negociaciones complejas.

¿Cuál es su percepción del proceso de paz desde afuera, no se aprobó por la gente y presidente Santos ganó el Nobel de paz?

De las experiencias que tengo de otras partes del mundo, la pregunta es si en este caso la gente de negocios puede hacer algo que los políticos no pueden. La respuesta es que algunos de estos líderes de negocios se pueden organizar, hablar con la gente que se opone al acuerdo y tratar de convencerlos.

Fue una de las cosas más importantes que la gente de negocios hizo en Sudáfrica. Con los blancos conservadores que trabajaban el sector agrícola y no querían las negociaciones ni los acuerdos, una parte del sector privado habló con ellos en reuniones de grupos e individuales. Analizaron lo que ellos llamaron escenarios futuros: con los acuerdos, sin acuerdos, con oportunidades, si había paz o no. Tomaron el liderazgo para convencer a algunos de los más grandes opositores a la negociación y que apoyaran los acuerdos. Se sentaron a convencerlos y que cambiaran su forma de pensar.

¿Qué piensa de los plebiscitos?

Son una mala idea porque son una la ilusión de la democracia. Lo que pasa con los plebiscitos y referéndums es que se reactivan los más extremos puntos de vista. También por la poca participación, como el caso de Colombia, se destruyó ese acuerdo. Eso no es realmente democracia, aún sí es vista como eso. Estoy del lado de la gente que cree que es inocente y equivocada la concepción de la democracia pensar que plebiscitos y referéndums con importantes preguntas es la forma de hacerlo.


¿Le preocupa los extremos que se están viendo en estas elecciones en Estados Unidos?

“Desde los primeros años del siglo pasado tenemos primarias que la gente dice que es
una forma más democrática de escoger candidatos: porque es la gente y no solo las élites las que lo hacen. Pero se llega a una situación en la que Donald Trump fue escogido por el cinco por ciento de los electores en Estados Unidos para ser el candidato republicano.

“Las primarias tienen poca votación y son completamente dominadas por los extremistas. Es la misma dinámica de los referéndums, que cuando usted tiene mecanismos electorales descentralizados, basados en la ilusión de que es más democrático pero lo que realmente pasa es que los extremos de los partidos son mucho más activos en este proceso democrático. Sino fuera por el sistema de primarias no tuviéramos a Trump como candidato republicano.

Ricardo Ávila Pinto
Director de Portafolio

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