Hace años, el Big Ben y la catedral de Saint Paul dominaban el cielo de Londres, y Peter Pan salía volando de casas minúsculas comparadas con los rascacielos que han cambiado el cielo y el suelo de la ciudad.
Hoy, 237 rascacielos están en construcción o tienen permiso para empezar en los próximos años en la capital inglesa, según un estudio de la NLA (New London Architecture), un cambio radical en el perfil de una ciudad que presumía de escala humana, de casas de ladrillo rojo de tres pisos y grandes ventanas.
La cifra fue una revelación incluso para las autoridades, porque los permisos los concede cada barrio y no hay un organismo público de la urbe que centralice la información.
“El número de rascacielos que vamos a ver surgir en los próximos 10 años va a cambiar la cara de Londres como nunca se había visto en la historia, aparte quizás de cuando se construyó la catedral de Saint Paul”, explicó Peter Murray, presidente de la NLA, una organización de análisis de la arquitectura y la planificación urbana de la capital.
La catedral mide 111,3 metros, prácticamente un tercio que The Shard (306 metros), el rascacielos más alto de Europa, que se alza en el barrio londinense de Southwark, y menos que 68 de los próximos rascacielos.
TODO EL MUNDO VIENE A LONDRES
La llegada de todas estas construcciones se debe “a que Londres atraviesa un periodo de enorme crecimiento. Están llegando 100.000 habitantes más cada año, lo que significa que la actual población de 8,3 millones crecerá hasta los 10 millones en el 2030 y hasta los 13 millones en el 2050”, explicó Murray.
“Tenemos escasez de casas, precios del suelo altos, mucha inversión internacional y unas autoridades locales necesitadas de impuestos que reciben con los brazos abiertos cualquier nuevo proyecto”, agregó.
Sin embargo, avisó Murray, la vivienda que aportarán los rascacielos no es barata.
“Están diseñados para ricos. Es totalmente lo contrario de lo que vimos en los años 60 y 70, cuando se construían edificios feos de hormigón para pobres”.
Ahora son torres de cristal relucientes, cuyos apartamentos más altos valen millones y millones de libras. Tienen formas originales que rompen con su entorno y les valen apodos, como el ‘Pepinillo’ (‘gherkin’), del arquitecto británico Norman Foster, o el ‘Walkie-talkie’ del uruguayo Rafael Viñoly.
FORMAS EXTRAÑAS
“La City (centro financiero de Londres) era un lugar de calles intrincadas de carácter georgiano. Ahora, esos edificios tienen a menudo bases muy anchas que cambian completamente el carácter de las calles de alrededor”, explicó Kieran Long, comisario de arquitectura contemporánea del museo Victoria and Albert de Londres.
“El ejemplo más claro es el ‘pepinillo’, de Norman Foster, un edificio icónico del perfil de Londres, pero que a ras de suelo tiene una forma circular que es la primera que aparece en la City; es una forma totalmente extraña”, agregó Long.
“Si tienes una riqueza urbana como la de la City de Londres, tienes que ir con mucho cuidado con lo que pones ahí. Y algunos de esos edificios la han dañado”, sostuvo.
AFP