En los próximos años, su smartphone podrá cerrar con llave su casa, encender el aire acondicionado, verificar si la leche está vencida o incluso calentar la plancha. Es una noticia genial, salvo que toda esa comodidad también podría permitir a los delincuentes abrir sus puertas, espiar a su familia o conducir su auto a la guarida donde se esconden.
“Conforme estas tecnologías se vuelven más complejas, se abre un espectro más amplio de amenazas”, dijo Gunter Ollmann, director de tecnología de IOActive, firma de seguridad tecnológica de Seattle. Un mundo de dispositivos conectados permite que “los malos tengan una entrada permanente a nuestro hogar”.
Lo que la industria denomina ‘la Internet de las cosas’ ha sido presentada como la próxima ola de tesoros tecnológicos. Para 2020, unos 26.000 millones de dispositivos podrían estar conectados a Internet, por encima de los 3.000 millones actuales, calcula la firma de investigación Gartner Inc. Eso es casi cuatro veces la cantidad de smartphones, tablets y PC que estarán en uso.
La visión es conectar casi todo -de los autos a los refrigeradores, las lámparas e incluso los inodoros-. ¿Se olvidó de soltar el agua? Hay una aplicación para eso.
El problema es que la seguridad de los datos no es algo a lo que los fabricantes de inodoros, refrigeradores y monitores para bebés le presten mucha atención. Las fallas de seguridad de estos dispositivos podrían permitir que los delincuentes alteren la vida familiar, recojan valiosos datos personales o incluso utilicen la información robada para sacarles dinero a las víctimas, dijo Ollmann.
INODORO PIRATEADO
Trustwave, una empresa de Chicago que ayuda a los clientes empresariales a combatir el ciberdelito, hackeó una conexión de Bluethooth que controla los inodoros que fabrica la japonesa Lixil Group. Esto podría permitir a los piratas informáticos abrir o cerrar la tapa e incluso lanzar un chorro de agua al trasero del usuario, explicó Trustwave.
Lixil dijo que es difícil apropiarse de sus inodoros porque los hackers tendrían que conectar su smartphone al artefacto usando un control remoto especial que viene con él, lo que hace de esta intromisión “un caso muy excepcional”.
Incluso las compañías tecnológicas han creado dispositivos que carecen de suficiente protección. El grupo de Ollmann hackeó el sistema de automatización de una casa de Belkin International Inc., compañía que fabrica accesorios para teléfonos móviles y routers de Wi-Fi. La caja WeMo de Belkin se conecta a un tomacorriente para controlar las lámparas, los ventiladores, las cafeteras eléctricas y otros aparatos por medio de una aplicación para smartphones.
IOActive encontró la manera de apoderarse de estos interruptores, convirtiéndolos en ‘poltergeists’ que pueden encender estufas y planchas, lo que constituye un peligro de incendio y un desperdicio de electricidad. Belkin dijo que descubrió las vulnerabilidades y las corrigió antes de que IOActive las descubriera en un dispositivo más antiguo.
“Hay todo un telón de fondo de una economía en negro” en la que los delincuentes sacan partido de tomar el control de los teléfonos y las computadoras, dijo David Emm, investigador de seguridad de la firma de software de seguridad Kaspersky Labs. “Lo que vamos a ver cada vez más es que otros aspectos de la vida son llevados hacia eso”.
Bloomberg