El perfil de los multimillonarios del planeta ha experimentado una mutación significativa debido al fuerte aumento de las nuevas fortunas en los países emergentes, como China, Rusia o Brasil, según un estudio Forbes/SGPB.
En la lista de la revista estadounidense Forbes de los multimillonarios de 2011, recién publicada, más de la mitad están en Brasil, Rusia, India y China, los países integrantes del Bric, a los que se ha sumado Sudáfrica este año.
Por primera vez superan el centenar en China (115) y en Rusia (101).
Hasta ahora, sólo Estados Unidos tenía más de cien multimillonarios.
El análisis muestra que las grandes fortunas de estos mercados emergentes, pese a que tienen mucho en común con otros lugares del planeta, presentan también cierto número de características particulares.
Así, el “riquísimo” ruso tiene una media de 49 años, uno menos que el chino, que es de 50 años, y ambos son mucho más jóvenes que el estadounidense, 66 años.
Estos datos permiten a Forbes concluir que hay altas probabilidades de que los nuevos ultrarricos de los países emergentes prosigan su actividad y desarrollen su influencia a nivel mundial una década o dos más que el resto. Sobre todo, porque son hiperactivos.
“Es probable que nunca se jubilen”, comentó Christiaan Rizy, director de Forbes Insights.
Los nuevos multimillonarios de los países emergentes se han “hecho a sí mismos”, es decir, han construido su propia fortuna, y muy pocos la deben a una herencia. Este es el caso al menos del ciento por ciento de las grandes fortunas rusas, el 65 por ciento de las indias, el 66 por ciento de las chinas y el 67 por ciento de las brasileñas.
“Nosotros estaríamos probablemente satisfechos con ganar 10 o 100 millones de dólares, pero estos individuos no se conforman con ganar mil millones (...) y seguirán haciendo crecer su fortuna hasta que se mueran”, agregó Rizy.
Estos grandes ricos dedican la mayor parte del tiempo a hacer florecer sus empresas. En el caso de los rusos, le consagran el 93 por ciento de su tiempo, el 85 por ciento de los chinos, el 78 por ciento de los indios y el 75 por ciento de los brasileños.
Está claro que, en lo que se refiere a la filantropía, parece que las grandes fortunas de los países emergentes, todavía preocupadas en seguir construyéndose, no han respondido al “llamamiento realizado por Bill Gates y Warren Buffett a los multimillonarios para que donen buena parte de sus fortunas” a obras filantrópicas.
Es necesario constatar que sólo el 7 por ciento de las grandes fortunas chinas del estudio han creado sus propias fundaciones caritativas contra el 55 por ciento de los riquísimos estadounidenses.