La receta secreta y el sabor especial del pollo apanado no solo está en la cocina y no es el único responsable del éxito del negocio, también se encuentra en todos los empleados de la empresa pereirana, que nació hace 41 años y por eso nadie lo hace igual.
La evolución de Frisby no solo se ve en su cobertura, 200 puntos de venta en 50 cabeceras municipales, sino en los métodos innovadores que le dan la ventaja en el mercado.
Tener felices a 3.500 trabajadores que se encargan del servicio y la calidad no es sencillo, por eso las estrategias de capacitación y crecimiento interno son integrales. La cultura organizacional está enfocada en el crecimiento personal y profesional para mantener un balance en las personas, además la equidad hace parte del ADN de la firma y así como al inicio eran solo Afredo Hoyos Mazuera y Liliana Restrepo Arenas, las cargas siguen equilibradas, 49,6 % de las colaboradoras son mujeres y el 50,4% restantes son hombres.
Desde el 2003, la empresa implementó la Biodanza como su herramienta de trabajo para apoyar la cultura interna. Esta metodología se basa en un sistema de integración afectiva, renovación y reaprendizaje por medio de cinco potenciales humanos: vitalidad, afectividad, creatividad, trascedencia y sexualidad, lo cual les ha servido para mejorar la comunicación interna, resolución de conflictos y fortalecer la esencia del valor ‘Alimentar con Amor’, mientras se disfruta el trabajo diario.
En 2017, la empresa se dedicó a entregar 40 horas de capacitación en el ser con biodanza y Coaching y 64 horas a las técnicas en procesos y productos, fortaleciendo los objetivos de sus empleados.