Polémico y brillante, Nobel de economía 1976, padre del neoliberalismo, creador del monetarismo, defensor acérrimo del libre mercado, entre otras cosas, Milton Friedman (1912-2006) es una especie de ángel y demonio al cumplirse el primer centenario de su nacimiento, el pasado 31 de julio.
Sus teorías continúan siendo debatidas en el mundo.
La Universidad Sergio Arboleda realizó un evento académico para honrar el aporte de Friedman a la libertad y la libre empresa con motivo de su centenario, al igual que otras instituciones en Argentina, EE. UU., México, Perú, Uruguay y Venezuela.
Es que sus teorías económicas marcaron las directrices de la economía mundial en la década de los 80 y la siguen influenciando en varios sentidos, especialmente en países como Chile, donde su modelo económico está influenciado por él.
Los detractores de Milton Friedamn, que apoyan los argumentos de Paul Krugman, Nobel de economía en 2008, recordaron en otros foros con motivo de su centenario que teorías suyas como el monetarismo fueron un fracaso, y que parte de lo que dijo sobre dinero y política monetaria fue engañoso.
GRAN REFORMADOR
Friedman tuvo una gran influencia en la reestructuración de la economía mundial durante más de dos décadas como asesor de los presidentes estadounidense Richard Nixon (1968-1974) y Ronald Reagan (1981-1989), e influenció las directrices económicas de la exprimera ministra británica Margaret Tatcher (1979-1990).
También se le recuerda por haber abierto camino a la “teoría económica más importante del siglo XX: el ‘mercadismo’, según la cual la economía está movida por las fuerzas del mercado y cualquier intento de oponerse a ello (por ejemplo, a través de políticas públicas intervencionistas) genera distorsiones en el comportamiento de los agentes económicos que perjudican los objetivos mayores del crecimiento”, recuerda el expresidente Ernesto Samper.
Lideró también la llamada Escuela de Chicago, fundada a mediados del siglo XX, que favoreció el monetarismo y se opuso al Keynesianismo, que fue la respuesta del economista británico John Keynes a la gran depresión de los años 30 y que se basaba en el estímulo de la economía por parte del Estado en épocas de crisis.
LAS CRÍTICAS
Muchos estiman que las teorías de Friedman no solo profundizaron el empobrecimiento en América Latina, sino que fracasaron en su aplicación.
El neoliberalismo impulsado por él, que llegó a Latinoamérica tras la crisis de endeudamiento a principios de los 80, produjo perversos y negativos efectos en millones de personas por las draconianas medidas de ajuste estructural que impusieron a los países más pobres y vulnerables el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.
“Los resultados de su ensayo muestran que al terminar el siglo no se habían traducido en mayores niveles de crecimiento (las tasas fueron superiores en las décadas anteriores cuando se aplicó el modelo cepalino de sustitución de importaciones) ni tampoco mayores índices de bienestar o igualdad”, evalúa Samper .
Recuerda también que, en Colombia, “las teorías de Friedman inspiraron el modelo de apertura económica de comienzos de los 90, que, aunque permitió modernizar el país en algunos aspectos, causó estragos sociales en el sector agrícola, la pequeña industria urbana y la precarización del empleo”.
Admite, no obstante, que “el mayor acierto de Friedman fue convencer a los organismos multilaterales de que sus planteamientos respecto al mercado podían ser convertidos en proyectos políticos”.
Concluye, que “el neoliberalismo como tendencia económica, aplicada en países como los latinoamericanos, causó muchos estragos sociales porque privilegió la estabilidad macroeconómica reflejada en los niveles de precios por encima de otras variables como el empleo o la inversión pública social”.
Gloria Helena Rey
Especial para Portafolio