Un aroma de té blanco les da la bienvenida a los huéspedes de las 301 habitaciones del Hotel y Centro de Convenciones Westin, de la cadena Starwood, que nació hace tres años para convertirse en ícono de la actividad hotelera de Perú.
Ubicado en el exclusivo distrito de San Isidro, de Lima, el Westin no solo es un punto de referencia de la capital peruana, sino un símbolo de progreso y desarrollo de una de las economías más pujantes de América Latina.
Desde el lobby, los visitantes se hacen empiezan a hacerse una idea de las sorpresas positivas que les esperan.
El personal encargado de recibir a los huéspedes está preparado para hacerles sentir que no les hace falta nada, pero que tampoco les sobra. Evitan cualquier exceso de atención que pueda convertirse en molesto.
“El personal que trabajo con nosotros es el activo más importante de esta organización”, asegura el gerente general del hotel, Paul H. Ingebretsen, un ciudadano estadounidense de 53 años de edad que llegó a Lima en el 2010 y el único plan que tiene de volver a vivir en su país es posiblemente cuando haya cumplido la edad de jubilación.
“Somos un ícono de la organización Starwood y llegamos a Perú para conectar el prestigio de su gastronomía con el desarrollo hotelero y el progreso del país en general”, afirma el gerente general del Hotel y Centro de Convenciones Westin, de Lima.
Desde el primer piso, donde los visitantes disfrutan de los restaurantes Market 770, que sirve a los huéspedes, y el Maras, un sitio exclusivo de platos elaboradas por el prestigioso chef peruano Rafael Piqueras, hasta la Suite Presidencial, en el penthouse, los clientes tienen a su disposición 17 tipos de habitaciones de lujo, pasando por un centro de convenciones de talla mundial, con capacidad para 2.000 personas.
El toque final de este centro de negocios, lo da el Westin Executive Club, un lugar con todas las herramientas tecnológicas y la comodidad que requiere un ambiente para empresarios e inversionistas.
Pero un día en el Westin Convention Center no puede pasar sin el disfrute del Heavenly Spa, cabinas para casi una veintena de terapias para combinar los negocios y el descanso. Los precios de las habitaciones oscilan entre 250 y 3.000 dólares la noche, y son amobladas al gusto del visitante.
CENTRO DE NEGOCIOS HECHO A LA MEDIDA
Aunque el 45 por ciento del hotel es ocupado generalmente por clientes corporativos y el 40 por ciento para congresos y convenciones, el Westin se caracteriza por adaptar las habitaciones al gusto del visitante.
Personas dedicadas a negocios, deportes, relaciones públicas, arte, cultura y muchas otras actividades más, disponen en su habitación, si así lo desean, de equipos propios para el desarrollo de esas actividades.
Por ejemplo, si se trata de un deportista o una persona que acostumbra hacer ejercicio todos los días, y no quiere ir al gimnasio del hotel, podrá disfrutar de un equipo en su habitación, bien sea caminadora o bicicleta estática, entre muchos otros aparatos que prestan este tipo de servicios.
Se trata del valor agregado que demandan los ejecutivos y personas dedicadas a negocios. En el caso del Westin de Lima, solo el 15 por ciento de los huéspedes llega en plan de turismo. Este es un proyecto que mueve a sectores como el aéreo. Por ejemplo, las aerolíneas AviancaTaca y LAN, que vuelan entre Bogotá y Lima han incrementado el número de pasajeros que buscan oportunidades en Perú, y ahora disponen de un hotel apropiado para sus encuentros.
La inversión de 140 millones de dólares de la familia Brescia-Cafferata, la más adinerada de Perú, hecha hace cuatro años con la construcción del hotel Westin, es apenas el comienzo de un plan que incluye cuatro torres similares a las dos ya construidas.