Contrario a lo que muchos calculaban sobre los resultados del plebiscito del pasado domingo, acerca de si refrendar o no los acuerdos de paz con las Farc, el ‘No’ ganó con 50,21 por ciento frente al 49,78 por ciento de quienes votaron por el ‘Sí’, con un 99,98 por ciento escrutado, para un total de 12’808.858 votos válidos.
Si ninguna de las encuestadoras le atinó al resultado, menos el Gobierno estaba preparado para una derrota en las urnas. Al final, en una escueta declaración del presidente Juan Manuel Santos, quedó claro que el país terminó polarizado y que es necesario escuchar a quienes piensan diferente.
Por eso, quedan varias conclusiones de esta jornada electoral: Colombia, como Estado, tuvo el talante democrático de consultarle al pueblo si este proceso de paz llenaba sus expectativas; ganó la democracia y la institucionalidad del país. Hay esperanza. La paz debe hacerse con todos los sectores, y hay medio país electoral que no contempla el acuerdo negociado. Para quienes estuvimos a favor del ‘Sí’, se debe aceptar la derrota y promover que las partes se vuelvan a sentar, esta vez escuchando a quienes están en desacuerdo. Se ganó en la medida en que las Farc anunciaron mantener su cese al fuego.
No obstante, también hay que hacer algunas reflexiones. La paz comienza por desarmar el lenguaje. Menos adjetivos y más argumentos. Basta con recorrer las redes sociales para encontrar verdaderos campos de batalla. Reconozcamos que los del ‘si’ frente a los del ‘no’, se convirtieron en verdaderos cazadores de brujas. Olvidamos que, antes que controvertir o agredir, se trataba de comunicar, enseñar y conciliar. Nada más paradójico que promover un voto a favor de la paz a través de insultos. Hoy, nuestro gran desafío es contrarrestar la polarización del país.
Varios hechos políticos contribuyeron a este resultado. Hubo triunfalismo desde el lado oficial en relación con la jornada electoral, luego del significativo certamen de firma del acuerdo en Cartagena –la semana pasada–. Se presentaron contradicciones o vacíos discursivos a la hora de comunicar el resumen de las 297 páginas de la negociación. Ni siquiera al interior del mismo Gobierno, los altos funcionarios tenían claro el acuerdo, por no decir que muchos no creían en este.
No me extrañaría, entonces, que el siguiente paso sea una constituyente que incluya las opiniones de todos los sectores, y esta vez a la oposición. Nos espera un largo camino en la búsqueda de la reconciliación, no con las Farc, sino entre los mismos ciudadanos para persistir a favor de la búsqueda de la paz.
Juan Manuel Ramírez Montero
Ceo de Innobrand
j@egonomista.com / @Juamon
columnista
Una lección para todos
No me extrañaría que el siguiente paso sea una constituyente que incluya las opiniones de todos los sectores, y esta vez a la oposición.
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Juan Manuel Ramirez M.
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