Una de las sorpresas del Marco Fiscal de Mediano Plazo, presentado hace pocos días por el Gobierno, es que calcula el recaudo de impuestos a las bebidas azucaradas para atender el hueco fiscal en la salud. La sorpresa obedece a que este tributo es apenas una propuesta de los expertos tributarios, que ni siquiera ha sido discutida en el Congreso.
¿Qué nos debe causar preocupación? En primer lugar, se ha tratado de vender este impuesto como una medida efectiva para enfrentar el problema de la obesidad, y, en segundo plano, se trata de un impuesto que poco obedece a los lineamientos tributarios de la Constitución.
Vamos por partes. ¿Es importante enfrentar la obesidad? Por supuesto que sí, mucho más por sus efectos en la salud pública relacionada con el peligroso aumento de las enfermedades cardiovasculares. ¿Son las bebidas azucaradas, en particular, las gaseosas las culpables de este mal en nuestro país? Definitivamente, según la evidencia no lo es.
En Colombia, el aporte de calorías por tipo de alimento, muestra que el 40 por ciento de los colombianos consumen carbohidratos en exceso, y el 36 por ciento presenta déficit en el consumo de proteínas. Así las cosas, según estudios de Price Waterhouse Coopers, las gaseosas aportan apenas el 2,7 por ciento de las calorías diarias consumidas.
¿Es Colombia un país en el cual se consumen gaseosas en exceso? Tampoco. Estas son el 11 por ciento de las bebidas consumidas, a diferencia de México, donde equivalen al 25 por ciento, o Chile, Argentina y Brasil, que superan el 17 por ciento. A esto, vale la pena agregar que en Colombia se consumen al año cerca de 52 litros per cápita de bebidas ligeras, muy por debajo de México, Argentina, Brasil, Panamá, Venezuela y Ecuador.
¿De dónde surge la obesidad? De otros factores que deben preocuparnos, entre los que está el sedentarismo. Según la Organización Mundial de la Salud, en Colombia solo 1 de cada 4 hombres, y 1 de cada 7 mujeres hace ejercicio físico en su tiempo libre, por lo cual consideran que se debe prestar atención a que 36 por ciento de la población tenga sobrepeso y 16 por ciento obesidad.
¿Es acertado, entonces, el impuesto? Si se piensa que con este se resuelve el problema de la obesidad, no es verdad. En países como México, se introdujo este gravamen y afectó el consumo de gaseosas por un aumento en el costo final al consumidor, sin reducir la obesidad, pero sí afectando a miles de tenderos.
Nuestra Constitución, además, dice en su Artículo 363 que el sistema tributario debe ser equitativo, eficiente y progresivo. La propuesta del Gobierno es inequitativa, porque castiga a un sector como único culpable de la obesidad, cuando no lo es. No es eficiente porque golpea a toda una cadena que aporta al PIB industrial en momentos en los cuales apenas se ve una recuperación, y no es progresiva porque afecta al consumidor final, donde el mayor consumo está en las clases populares.
Si lo que realmente quiere el Gobierno es financiar el hueco de la salud a costa del sector de las gaseosas, está transitando por el camino equivocado.
Iván Duque Márquez
Senador
ivanduquemarquez@gmail.com
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Azúcar amargo
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Iván Duque Márquez
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