La pandemia que trajo el covid-19 tocó de una u otra manera a cada ciudadano del mundo, países, diferentes industrias y sectores. Dentro de estos también nos encontramos nosotros: el sector educativo y sus actores para quienes este virus ha dejado grandes lecciones, entre ellas que la virtualidad en la educación llegó de forma obligatoria y que debemos trabajar como sociedad para alcanzarla verdaderamente.
Es necesario tener en cuenta que la educación virtual hace referencia a la interacción entre estudiante y profesor, sin importar el espacio y el tiempo.
El profesor orienta los procesos de enseñanza –aprendizaje a través de tecnologías de la información y la comunicación (TIC)–, basándose en un modelo pedagógico, que da cuenta de la calidad de la educación virtual que se imparte. Para que esto se pueda lograr a cabalidad es clave que las universidades trabajemos en pro de ello, pero también que se pueda asegurar una real conectividad a los estudiantes, pues según el Dane, aproximadamente un 26% de los estudiantes de zonas rurales tienen conectividad frente a un 89% en zonas urbanas.
Lograr que este acceso sea equitativo para las diferentes regiones y estratos nos ayudará a las Instituciones de Educación Superior a cumplir con el objetivo de ampliar el acceso a la educación de calidad.
Sin embargo, no podemos quedarnos aquí. Es necesario tomar esta gran oportunidad que trajo la pandemia para seguir trabajando por lograr implementar educación virtual que ya no hace parte del futuro, sino del ahora.
Para hacerlo, por ejemplo, en la Universidad El Bosque desde hace varios años trabajamos con Tecnologías de la Información aplicadas a la educación, tenemos aulas virtuales donde confluyen diferentes recursos educativos digitales y el trabajo individual o colaborativo del estudiante, .y contamos con una División de Educación Virtual y a Distancia, con el firme propósito de diseñar nuevos programas virtuales para ofertar a todo el país y así contribuir a estrechar la brecha social y digital de nuestra sociedad.
Asimismo, estamos trabajando en expandir nuestra oferta virtual y en seguir fortaleciendo las competencias digitales de los profesores con un fuerte fundamento y práctica pedagógica que es el aspecto principal que diferencia a la educación virtual del acompañamiento remoto.
Por otro lado, es importante destacar los beneficios que trae para las instituciones y estudiantes recibir este tipo de educación dentro de lo cual podemos incluir la optimización del tiempo y la disminución de la contaminación.
A su vez, los estudiantes que han realizado su carrera con estrategias virtuales fortalecen el aprendizaje activo y el trabajo colaborativo, desarrollando así competencias de la cuarta generación industrial, que tanto están requiriendo las empresas hoy.
Como lo decía, la virtualidad llegó de forma obligatoria y debemos aprovechar esta oportunidad. Se debe construir sobre lo ya aprendido y continuar fortaleciendo los procesos de enseñanza –aprendizaje– en un mundo digital y flexible. Hoy estamos vislumbrando la quinta revolución industrial y tenemos que educar a nuestras generaciones actuales y futuras, enseñándoles herramientas vanguardistas para que puedan ser competitivos y eficaces en la sociedad del conocimiento presente y futura.
María Clara Rangel
Rectora de la Universidad El Bosque