Hasta hace algunos años las organizaciones tenían la costumbre de comprar sus propios equipos informáticos como computadores de escritorio, portátiles, impresoras, tabletas, escáneres, etcétera, con la idea de conservarlos todo el tiempo que se pudiera, a menos que quedaran obsoletos y eso los obligara a remplazarlos.
No obstante, muchas compañías comenzaron a ver en el renting o alquiler tecnológico la alternativa ideal para reducir las altas inversiones que suponían la adquisición de estas herramientas, al tiempo que descubrieron la optimización de algunos procesos, la no afectación en términos pérdida de valor del activo por tener este servicio tercerizado y las ventajas de un soporte enfocado a disminuir los tiempos de inoperatividad de las máquinas.
Pero como no todas las empresas tienen los mismos requerimientos, voceros de Compurent explican que para tomar esta decisión se deben tener en cuenta algunos aspectos, como determinar el tamaño –medido en número de usuarios tecnológicos–, pues firmas que tienen más de 50 computadores empiezan a tener unas necesidades puntuales a la hora de contar con personal para administrar y soportar las plataformas tecnológicas, tener recursos técnicos tipo software para poder llevar un control y una administración del inventario, en tanto que en la medida en la que va creciendo el número de usuarios, más complejo se va volviendo el proceso administrativo, hasta llegar a las organizaciones que tienen más de 2.000 equipos y que tienen unos retos superiores.
Según Compurent, a las compañías que están en ese rango (entre los 50 y los 2.000 equipos), adquirir el renting les genera mucho valor, sobre todo, porque cuentan con un tercero que les entrega el servicio y les garantiza unos menores tiempos de inoperancia de las máquinas y mayor disponibilidad de las mismas, lo que redunda en una mejor productividad de sus empleados.
“Las pequeñas y medianas empresas tienen limitaciones de recursos, y deben enfocar su capital de la manera más eficiente posible. Una de las formas de hacerlo es que cuando se invierte en tecnología hay que evaluar cuál es el costo de capital, pues se está invirtiendo en activos que pierden valor. Al hacer ese ejercicio se puede empezar a ver que no se le está generando valor a la organización. Esta figura permite de manera orgánica acompañar ese proceso, sin necesidad de tener que invertir en más personas o equipos de backup, repuestos o personal técnico”, explican fuentes de Compurent, quienes así mismo recomiendan hacer inversiones en otros proyectos que sí renten más o que le aporten al core del negocio.
También aseguran que se deben tener en cuenta los acuerdos de niveles de servicio o ANS, es decir, cuál es el tiempo máximo que la empresa está esperando para que le solucionen sus requerimientos, más que todo, en aquellos incidentes en los cuales el usuario final no tiene operación, o sea, cuando el empleado se queda sin máquina. En esos casos, el renting tiene que ser una solución que les permita a las organizaciones restaurar el servicio en el menor tiempo posible, ya que eso impacta la productividad del empleado.
“Otro aspecto importante para determinar si es conveniente adquirir este servicio es evaluar muy bien al proveedor, porque hay casos en los cuales quienes proveen tecnología creen que el renting es simplemente poner un equipo, pero no; detrás de esto existen muchas responsabilidades desde el punto de vista del control del inventario, de la operación, de toda la parte de soporte técnico, control de la información, del resguardo de los datos, por lo que no todos los proveedores que lo ofrecen están
en capacidad de hacer un renting de calidad”, advierten los portavoces de Compurent.
La nueva normalidad
Frente a si la nueva normalidad laboral hace que este servicio sea más indispensable, las fuentes de esta compañía no dudan en afirmar que sí, pues evidenciaron que durante la pandemia, principalmente, las empresas que adquirían el servicio tuvieron la facilidad de poder contar con el alquiler que les permitió llevar las herramientas de trabajo de sus colaboradores a sus casas, de una forma rápida y sin mayores inversiones, lo que se convirtió en una salvación para la continuidad de esas organizaciones.
“Hoy el renting también aporta, dado que las compañías que prestan el servicio tienen que estar capacitadas y estructuradas para poder entregar servicios en ambientes híbridos, los cuales exigen soporte remoto o la atención técnica presencial cuando es necesaria” enfatizan.
En esta tendencia también es clara la conciencia que viene ganando el tejido empresarial colombiano, puesto que de tener la idea de querer ser los dueños de esos activos –especialmente las pymes– las empresas comenzaron a entender el activo tecnológico no es una inversión sino un gasto que se desvaloriza muy aceleradamente, por lo que no tiene mucho sentido asumir esas desvalorizaciones.
Con eso definido –y además con el beneficio tributario– han tomado conciencia de que es mejor llevarlo al gasto asociado a la operación y tener a un tercero que les dé ese estándar y calidad en el servicio para que su equipo de trabajo este siempre operativo y generando resultados https://compurent.com.co/