Desde la última década, las empresas están repensando sus modelos de producción y con ello, las cadenas de suministros que son gran fuente de emisiones que afectan el medioambiente; de ahí parte el rol de la academia al formar profesionales conscientes de los riesgos inherentes al cambio climático.
La transformación energética, que se sustenta en la descarbonización de las matrices energéticas de los países, para asegurar la energía desde fuentes más limpias y con menos emisiones, ha tomado mayor relevancia en los últimos años y ha impactado de manera significativa las cadenas de suministro, en especial en países como Colombia.
De acuerdo con Santiago Alzate, director de los programas de Logística y Comercio Internacional de la Universidad Sergio Arboleda, Colombia ha tenido una evolución interesante en la transformación energética, lo cual ha permitido establecer una hoja de ruta estructurada que determina cómo debe realizarse el cambio, asegurando la seguridad energética para el país y el desarrollo y aplicación de tecnologías competitivas, que promueven el acceso a la energía de manera universal, es decir, para toda la población y todos los sectores con costos competitivos.
De acuerdo con Alzate, para todos los países es hoy un compromiso fundamental dar cumplimiento al acuerdo de París. En este sentido Colombia estaría disminuyendo las emisiones de gases efecto invernadero en busca de un gran objetivo, que es limitar el aumento de la temperatura global.
Además, de acuerdo con las condiciones geográficas del país, la transición puede representar otras opciones para asegurar aún más la seguridad energética, e incluso nuevas fuentes y productos requeridos en otros mercados.
Universidad Sergio Arboleda
Así las cosas, la transformación energética impacta las cadenas de suministro en dos vías: por un lado, en qué tan costo efectivo pueda llegar a ser, en la medida que estas nuevas energías logren mejores costos que las actuales y mejores rendimientos. “Así como en las emisiones de gases efecto invernadero, que hacen parte de la distribución de bienes y servicios a nivel local e internacional”, destacó Alzate.
Cabe mencionar que las energías renovables buscan reducir no solo emisiones de alcance 1 y 2, es decir las propias de los sistemas productivos, sino también aquellas de alcance 3, que son las propias en el uso final de los consumidores.
Ante este escenario, la academia desempeña un rol fundamental en la formación y actualización de profesionales idóneos para afrontar estos retos. De ahí que instituciones de educación superior como la Universidad Sergio Arboleda cuenten en su oferta académica con innovadores programas, como la carrera en Finanzas, Fintech y Comercio Exterior, y el pregrado en Comercio Internacional. A nivel de pregrado se destacan la Maestría en Gerencia de la Cadena de Suministros y la Maestría en Comercio Internacional, que permiten un mayor entendimiento y aprovechamiento de los desafíos que se derivan de la transformación energética.
“La relevancia de este tema, sin duda, está vinculado a los efectos del cambio climático que hoy evidenciamos y que están teniendo alto impacto en la vida humana, sumado a un escenario de alta volatilidad en la demanda y oferta de los energéticos de manera global. El principal objetivo, sin duda, es mitigar el cambio climático”, concluyó el director de los programas en Logística y Comercio Exterior de la Universidad Sergio Arboleda.
