DOMINGO, 03 DE DICIEMBRE DE 2023

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César Caballero Reinoso

Coodinación e inflación

El llamado es que el Gobierno identifique una ruta de acción, coordine lo que se hará y reconozca ese reto macro importante que tiene el país.

César Caballero Reinoso
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César Caballero Reinoso

Hay temas que son urgentes y otros que son importantes. El actual nivel de inflación en Colombia es urgente e importante. El gobierno no parece tener una narrativa clara sobre el problema y debería darle prioridad, que de no ser atendido podría llevarse por delante toda la agenda de cambio propuesta.

La inflación no tiene una solución ni fácil ni sencilla. Se requiere trabajar en varios frentes con una agenda coordinada que hoy parece ausente. Veamos algunos temas en los cuales avanzan en la dirección correcta.

Primero, el Emisor está aumentando las tasas y lo más probable es que continúe haciéndolo. Segundo, la reforma tributaria, junto con los ajustes al presupuesto de 2023, parecen dejar un neto de $11 billones de recaudo que no se reflejará en mayor gasto público. Eso puede contribuir a disminuir la demanda agregada. Tercero, la búsqueda ‘reactiva’ de revisar los aumentos en los precios de energía eléctrica y finalmente, los necesarios aumentos en la tarifa de los precios de gasolina. Esto último tiene efectos positivos y negativos en la inflación: Da una señal para disminuir el consumo, pero encarece el valor de los demás bienes.

Estas cuatro cosas pueden ayudar a controlar la inflación, pero no son suficientes. Veamos en dónde falta coordinación y vienen decisiones difíciles.

En primer lugar, el aumento del salarió mínimo, que si repite la senda trazada por el anterior gobierno puede ser muy negativo. De esa decisión dependen hoy muchos bienes y servicios cuyo valor está indexado al indicador. El Ministro de Hacienda tendrá que balancear los deseos de grandes aumentos de parte de otros miembros del gabinete.

En segundo lugar, están los llamados bienes regulados, que junto a los alimentos son la principal fuente de la inflación reciente. No deberían esperar a reaccionar, como en energía, sino fijar una acción coordinada, respetando la institucionalidad para disminuir su nivel de crecimiento.

Tercero, la reapertura con Venezuela, que es una gran noticia, puede llevar a una nueva fuente de presión sobre la demanda agregada. Algunos calculan que el primer año podrían aumentar las exportaciones a cerca de U$1.000 millones. Eso impulsará la producción y la oferta, pero agrega un nuevo frente de inflación por el surgimiento de una gran demanda en el vecino país.

Finalmente, la creciente parálisis de proyectos de inversión en los sectores de minas, energía, hidrocarburos y vías. La combinación de anuncios generales sobre la transición energética, una reforma laboral, otra pensional; además, la lentitud o parálisis de las licencias ambientales, pueden generar un freno muy grande a la inversión y con ello en la oferta de estos sectores. Eso sería un nuevo frente inflacionario.

El llamado es que el Gobierno identifique una ruta de acción frente a la inflación, coordine al interior del gabinete, tanto los mensajes como las acciones, y reconozca en este frente el reto de mayor importancia y urgencia política macro que hoy tiene el país.

CÉSAR CABALLERO
Gerente de Cifras & Conceptos S.A.

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