En junio del 2018, el Gobierno Nacional delimitó la frontera agrícola para nuestro país. Prácticamente 40 millones de hectáreas conforman la “cancha de juego” del sector agropecuario y para muchos se convierte en el punto de partida para poder explotar el potencial de desarrollo rural de Colombia.
Si bien las limitaciones en materia de disponibilidad de mano de obra, carencia de infraestructura de vías terciarias y de distritos de riego, solo por mencionar algunas de ellas, generan restricciones al aprovechamiento de ese potencial, el tamaño del mercado colombiano, la posibilidad de llegar a los mercados internacionales, los cambios demográficos y de hábitos de consumo, son elementos que debemos tener en cuenta a la hora de diseñar la mejor estrategia de uso para esas 40 millones de hectáreas.
(Lea: Crece apetito mundial por la yuca para distintas industrias)
A manera de ilustración, analicemos por un momento a los millenials. Según información de Nielsen (Tendencias de consumo en Colombia abril/mayo/junio de 2018), esta generación es la más informada a nivel global, y por tanto es más exigente frente a estándares de calidad; busca acceso a productos premium, orgánicos y de mayores beneficios y, claro, tiene una mayor disposición a pagar más por cierto tipo de productos especializados.
La respuesta del productor a este segmento de mercado seguramente estará orientada por estrategias como las de vender los productos en canales online y hacer uso de los atributos de salud del producto que llamen la atención del consumidor, de tal forma que logre consolidar su presencia en un mercado creciente y rentable.
(Lea: 'Mercado de los seguros agropecuarios tiene espacio para crecer')
Recientemente, en el taller “Construyendo País” realizado en Amagá, Antioquia, el Ministro de Medio Ambiente se comprometió a reactivar el programa de agricultura orgánica, con el apoyo de la cartera de Agricultura y la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC).
Será una buena oportunidad para acercar nuestros productores a mercados interesantes, y por esto ojalá también se sume el Ministerio de Comercio y ProColombia, para complementar la visión local y extenderla a una visión exportadora.
(Lea: La producción agropecuaria se duplicará con menos tierra y agua)
Sin duda alguna, el entendimiento del comportamiento del consumidor genera una gran oportunidad para los productores. Y si combinamos este entendimiento con el potencial productivo de esa gran “cancha de juego” del sector agropecuario, tendremos una gran porción de la hoja de ruta para hacer rentable y sostenible el campo de nuestro país.
Sin embargo, no podemos olvidar que en Colombia tenemos una limitada visión de mercado en algunos sectores de la producción, una seria dependencia de los intermediarios en otros cuantos, la ausencia generalizada de esquemas de trabajo asociativo o de integración vertical y claro y distorsiones en materia de comercio exterior para algunos de nuestros productos.
Los anteriores asuntos parecieran ser un lastre a la competitividad, pero depende de nosotros convertirlos en una gran oportunidad.
TEJIDO EMPRESARIAL
Si logramos transformar la mentalidad y construir un verdadero tejido “empresarial” del campo, de manera general habremos dado el primer paso para que podamos sacarle provecho y rentabilidad a esa gran “cancha de juego”.
Naturalmente, surge la inquietud sobre qué deberíamos producir, o dicho en otros términos, con qué balón o qué partido jugar: arroz, café, papa, pollo, huevos, panela, azúcar, palma, frutas tropicales, cítricos, hortalizas, cacao, cerdo y tilapia, son algunas de las alternativas que nuestra cancha nos da y, sin duda alguna, hay muchos casos exitosos de empresarios del campo que son competitivos y que actúan bajo una orientación de mercado en todas ellas. Y será el mismo mercado, junto con un serio análisis de costos, productividad, posibilidades de generación de valor agregado, desarrollo de nuevos productos, entre otros aspectos, el que llevará a los productores a tomar decisiones racionales en esta materia.
Limitar, por decisión del Estado, las alternativas productivas y comerciales a unos cuantos sectores puede ser para algunos una idea atractiva; sin embargo, reñiría con la dinámica del mismo mercado, con los patrones demográficos y con el comportamiento de nuestros consumidores potenciales. Nuestras exportaciones de aguacate hass a Estados Unidos, o de uchuva, gulupa y granadilla a Rusia evidencian el potencial que el mercado internacional trae para Colombia y que por tanto no sería acertado “limitar” esas alternativas productivas.
En tal sentido, es relevante pensar en la especialización del agro, pero no orientada a productos, sino a tareas de los diferentes actores de nuestra ruralidad.
El Estado debería especializarse en la provisión de bienes públicos imprescindibles para la productividad y competitividad. Con recursos escasos –confiamos en que el Congreso de la República contribuya a que el presupuesto para el campo pase la barrera de los tres billones de pesos para 2019- el enfoque gubernamental debería llevar a construir vías, distritos de riego - de la mano de los privados -, y a proveer educación, crédito rural, seguridad jurídica y acceso a mercados internacionales.
Por su parte, los productores deberían especializarse en convertirse en verdaderos empresarios del campo, inclusive si el Estado no llegara a garantizar todos los bienes públicos necesarios.
Definitivamente, con semejante cancha, y con la gran oportunidad de marcar goles en los diferentes mercados, dependerá exclusivamente de los jugadores y en particular de aquellos que tienen la camiseta del sector privado, que nuestro equipo, la Colombia rural, se especialice en rentabilidad y sostenibilidad.
Jorge Enrique Bedoya
Presidente de la SAC