En el mundo actual cada vez hay más críticos de la industria militar, sin embargo, para Håkan Buskhe, CEO global de la empresa sueca de seguridad y defensa Saab, esta sigue siendo un aspecto clave del bienestar de los países.
¿Cómo ven a Colombia?
Colombia es un país que está viviendo una enorme transición en términos de defensa y creo que Saab puede ser un socio perfecto para ese momento.
¿Qué clase de transición cree que necesita el país, en términos de defensa?
En este proceso no solo está Colombia, sino todo el mundo. En países como este hay mayores necesidades en todos los segmentos, pero al final es el Gobierno y el Ejército quien mejor las conoce. Nosotros tenemos mucho conocimiento que podemos transmitirle al país, así como equipamiento y asistencia que pueden ser muy útiles.
¿Cómo pueden ayudar a mejorar la seguridad?
Hemos instalado durante años equipamiento para defensas en todo el mundo y tenemos gran conocimiento de lo que se necesita contra las amenazas externas.
Es difícil predecir el futuro cuando tiene que ver con seguridad, pero la situación actual nos muestra que los países siguen necesitando un nivel correcto de defensas para proteger el estilo de vida de los ciudadanos. Nuestro objetivo es contribuir a las sociedades con transferencias de tecnología e inversiones.
¿Cuáles son las mayores necesidades de Colombia?
Todos los países, y Colombia no es una excepción, necesitan más sensores y capacidades de vigilancia. Hoy, el país tiene distintos tipos de amenazas como el terrorismo o las drogas, pero también la pesca o minería ilegal para las que hay que tener un buen sistema.
Asimismo, en momentos en el que se deben defender las fronteras, se necesitan las herramientas para luchar contra aviones u otro equipamiento. Eso sí, la mayor parte consiste en el uso de información y de cómo usar mejor las capacidades.
¿Cómo valora los sistemas de defensa en la región?
Al igual que en el resto del mundo, también es una tendencia el incremento de los gastos en sistemas de defensa, incluso teniendo en cuenta que los países de la región no se han visto envueltos en conflictos internacionales, pero sí en conflictos locales que son muy difíciles de predecir.
¿Cómo explica la necesidad de tener una buena defensa en el país?
Esto es como un seguro, no se llama a la aseguradora cuando el tejado de la casa ya se está desmoronando. Siempre hay un debate acerca del costo de la defensa, porque este compite con otros rubros, como salud o educación, que sirven para el bienestar de las personas, pero ese bienestar también depende de la seguridad. Por eso, debe haber un balance entre todo.
Si pensamos en el mejor de los mundos, sería uno en el que no hay conflictos y no se necesitarían equipos de defensa. Pero el mundo no funciona así y se necesita tener policía con armas, pues la gente actúa de formas impredecibles. Sigo creyendo que el mejor mundo probablemente tomará aún mucho tiempo y vemos que hay más conflictos en el mundo y más tensión de la que hemos visto en muchos años.
¿Pero ese mundo llegará, aunque sea en el futuro?
Desafortunadamente, diría que seguirá habiendo conflictos como se ve ahora con los temas financieros y comerciales. Un cambio así tomaría demasiado tiempo y la gente tiene mala memoria. Soy fríamente positivo cuando se trata de las personas, en general, pero la situación que vemos hoy en día claramente va en la dirección opuesta.
¿Qué tan importante es la industria militar mundial?
El gasto militar total es de unos US$1,7 billones y el de defensa sería alrededor del 20% de dicha cifra. Más allá de eso, nosotros invertimos el 25% de las ventas en I+D, lo que nos da grandes desarrollos para nuestros productos, pero también otras áreas. Está la pregunta sobre si se necesitan las defensas o no, y creo que todas las naciones han llegado a la conclusión de que sí.
¿La guerra comercial tiene impacto en la industria?
Aquí hay dos tendencias, una en la que el mundo incrementa su gasto y la otra en la que la guerra comercial –si tiene un gran efecto en el crecimiento– por supuesto tendrá un impacto del gasto en defensa.
¿Cuál es el balance de su presencia en Colombia?
Nuestra presencia aquí tiene una base de muy largo plazo, pues entendemos que este tipo de negocios no se hacen de la noche a la mañana y en este tiempo hemos tratado de ejecutar alianzas con compañías, intentar explicar con qué tipo de capacidades podemos contribuir y vemos un crecimiento lento. La transición en Colombia tomará tiempo y nosotros estaremos aquí en una competencia sana, nos gusta y queremos ganar para ofrecer el mejor resultado para el país.
Con innovaciones como los carros autónomos, ¿se arrepienten de haber salido de la industria automotriz?
No nos arrepentimos y, de hecho, estamos muy involucrados en estas tecnologías como los sistemas autónomos, tanto para carros o buses, como para los sistemas de defensa; es algo muy importante para nosotros. Otra cosa en la que estamos muy inmersos es en ofrecer software para la industria de vehículos.
¿Qué tan importante es innovar para una empresa tradicional?
Es lo más importante. Se tiene que gastar dinero en cosas en las que se sabe que quizá se va a fracasar, pues nadie lo ha hecho antes, pero con estos fallos se aprende mucho. Si preocupan los fracasos en I+D, siempre se estará en la misma situación de comodidad y no se harán las cosas correctas para el futuro.
Es por esto que nosotros estamos invirtiendo en tecnologías de computación, comunicación o sensores cuánticos, y mucho en Inteligencia Artificial y en cómo incluir el big data y machine learning en nuestros productos.
¿Qué tan lejos está el equipamiento militar robótico?
Si la imagen de esto son películas como Terminator, podemos decir que es algo extremadamente complicado. Ya se pueden hacer ese tipo de robots, pero proveer la energía para movilizar un ejército autónomo es muy difícil.
Creo que los desarrollos irán más bien a otros ámbitos como drones y otros sistemas. De hecho, podría pensarse que en una democracia es posible que algo así no ocurra nunca, sino que los países usarán la digitalización para otros sectores como la salud o la educación.