La ciudad todavía no se repone de los asesinatos de José Antonio Silva, Óscar Rodríguez y Elkin Alemán, tres ciudadanos que compartieron, en apenas 15 días y en distintos puntos de Bogotá, la misma trágica suerte: fueron atacados con armas blancas por robarles sus bicicletas cuando regresaban a casa.
Esculcando en cifras oficiales, se puede extraer el preocupante indicador de que al día, en Bogotá –bautizada por muchos como la capital mundial de la bici– se roban 19 ciclas.
En los dos primeros meses del año se denunciaron 1.138 hurtos, y, aunque en comparación con el mismo periodo del 2018 hubo 35 casos menos, preocupa la violencia que están ejerciendo los delincuentes contra sus víctimas.
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Según un reciente análisis realizado por Bogotá Cómo Vamos (BCV), cuatro de cada diez robos de estos vehículos se cometen a través de la intimidación con el uso de algún tipo de arma, principalmente elementos cortopunzantes.
Ómar Oróstegui, director de BCV, señaló que en el 2018 hubo 7.732 casos y que las localidades de Suba (1.189 hurtos) y Engativá (1.147), además de ser las más afectadas, son las que cuentan con más ciclorrutas.
Es decir, hay una correlación entre infraestructura para biciusuarios y los delitos de los que son víctimas. La ciudad tiene en total 540 kilómetros de vías para ciclistas, y 120 están en esas dos zonas de la ciudad.
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Ante la preocupación que han generado los últimos acontecimientos, las autoridades de seguridad distritales anunciaron que dispondrán de 170 policías para vigilar estos corredores en dos turnos al día, es decir que a cada uniformado le correspondería custodiar unos tres kilómetros de ciclorrutas.
Además de esto, explicaron que enfocarán esfuerzos en 30 puntos calientes, entre ellos la alameda El Porvenir, la ciclorruta de Juan Amarillo y la del puente de guadua (donde fue asesinado el 23 de marzo Óscar Rodríguez), y que también habrá apoyo del helicóptero Halcón de la Policía.
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Sin embargo, para colectivos como SUBAse a la bici, la presencia de uniformados no es suficiente, y para resolver esta situación se debe combatir el problema con acciones de fondo.
“Tenemos un problema legislativo y judicial, venimos legislando en beneficio de los delitos comunes; una persona roba un celular, y no la llevan a prisión porque es una mínima cuantía, lo mismo con una bici, y además, a alguien que es capturado por robar una cicla lo dejan libre porque generalmente no se puede comprobar una flagrancia”, reflexionó Fabián Munar, integrante de este colectivo.
Aunque la inseguridad no ha generado que los ciudadanos dejen de usar la bicicleta como medio de transporte –en Bogotá se hacen cerca de 800.000 viajes diarios en estos vehículos, y el Distrito busca que este número se incremente en los próximos años–, sí ha bajado la satisfacción de los usuarios.
En la última encuesta de percepción ciudadana de BCV, el porcentaje de ciclistas que se sienten a gusto con este medio de transporte pasó del 85 por ciento en el 2017 al 62 por ciento en el 2018; el descenso obedece principalmente a asuntos asociados a la inseguridad.
EL MERCADO ILEGAL DE BICIS
Tulio Zuluaga, director de Asopartes, explicó que el negocio de bicicletas y partes robadas le está quitando al mercado legal cerca del 35 por ciento de las ganancias. “El 50 por ciento son desguazadas y sus partes, llevadas al mercado negro. Solo en repuestos, las ventas son de 20 millones mensuales, y hemos identificado que hay una modalidad del secuestro del bien para pedir un rescate”, dijo.
Aunque Zuluaga señaló que el hurto de ciclas no discrimina entre marcas ni costos, Hugo Acero, experto en seguridad, considera que los delincuentes se han organizado para detectar aquellas que le generen mayores réditos.
“Las bicicletas, así como los celulares y partes de carros y motos, son un bien que cada vez es más caro. Las hay de más de 3 millones de pesos, entonces tienen un costo atractivo para los delincuentes. No estamos ante bicis de 60.000 pesos, esas no son las que se roban, ellos saben cuáles se deben llevar, saben que pueden tener buenas ganancias”, advirtió Acero.
Además, explicó que son estructuras organizadas con una cadena de negocio bien establecida. “Al que roba le compran la bicicleta, por decir algo, en 50.000 pesos; luego la venden en 200.000 o 300.000 pesos en un almacén que, finalmente, la termina ofreciendo por más dinero”, precisó el experto.
En un estudio de la Universidad Central se estableció que este negocio ilegal genera unos 320 millones de pesos mensuales. En la investigación, del docente de esta institución educativa y experto en seguridad ciudadana Andrés Nieto, también se identificaron tres modalidades de robo.
“Una es el ‘biciusuario amigo’, es decir, el delincuente que se hace pasar por ciclista y ataca; la otra, la identificación de bicicletas de alta gama, y la última, el robo de este tipo de vehículos que se dejan estacionados y que, no obstante las cadenas y los seguros, finalmente son hurtados”, explicó Nieto.
Jairo García, secretario distrital de Seguridad, detalló la estrategia que están implementando para combatir este delito, la cual consiste en tratar de desmantelar las estructuras criminales atacando toda la cadena delictiva.
Entre otras acciones están adelantando constantes operativos de inspección en zonas como María Paz, la calle 13 y muchas otras de la ciudad en donde se mueve el negocio de las bicicletas, y mejorando las labores de inteligencia.
Sin embargo, García es consciente de que no basta con esto, e hizo una invitación a la ciudadanía para que rompa vínculos comerciales con objetos de dudosa procedencia. “Es importante que los ciudadanos interioricen su rol en la cadena criminal, el rol en el flujo de estas bicicletas robadas”, precisó.
PIDEN REALIZAR EL REGISTRO ÚNICO
En el Sistema Único Distrital de Registro Administrativo Voluntario de Bicicletas radica una de las principales apuestas de las autoridades para tratar de bajar los hurtos de estas. Según las cifras más actualizadas de la Secretaría de Movilidad, 12.688 han sido incluidas, y los insumos que se suministran son claves para mejorar las investigaciones.
“El gran problema era la correlación; si tengo un video con una persona entregando bicicletas a un establecimiento comercial, debo demostrar que es robada”, manifestó Jairo García, quien agregó: “El registro me permite cotejar. Si una investigación arroja un video, puedo verificar si la bici que aparece ahí es la misma registrada y, segundo, si está reportada como robada”, concluyó el funcionario.
GOLPES A BANDAS DELINCUENCIALES
Desmantelar estructuras delincuenciales dedicadas al robo de ciclas es otra de las prioridades de la Policía y el Distrito. El más reciente golpe fue el 18 de marzo en una bodega del barrio El Rincón, en la localidad de Suba, donde encontraron más de 70 marcos de bicicletas. Según las autoridades, los delincuentes llevaban los vehículos a este sitio. Allí tenían máquinas con las que alteraban los seriales de las bicicletas, y las desbarataban para luego comercializarlas.
Durante la operación, un hombre fue capturado y, aunque no aceptó los cargos, será judicializado. Además, en este lugar hallaron varios documentos falsos con los que trataban de hacer pasar por legales los vehículos que comercializaban.
ÓSCAR MURILLO MOJICA
EL TIEMPO