El impacto inmediato de una guerra comercial entre EE. UU. y China sería peor para Pekín, según un nuevo análisis de la exposición de las compañías multinacionales al mercado chino.
(Lea: Guerra comercial de Trump con China: no es inminente, pero se avecina)
Tampoco los sectores de exportación estadounidenses y otros países desarrollados se verían significativamente afectados por una desaceleración económica en China, señala el reporte elaborado por The Conference Board basándose en datos de exportación.
(Lea: China ofrece concesiones para evitar guerra comercial con EE. UU.)
El grupo de presión corporativo, con sede en Nueva York, reveló que las exportaciones con valor añadido de EE. UU. y la UE hacia China eran equivalentes a 0,7% y 1,6% respectivamente, a las producciones económicas nacionales. Incluso en países vecinos como Japón, la cifra era sólo 2,1%.
Por el contrario, las ventas de valor añadido de China hacia EE. UU. eran equivalentes a aproximadamente el 3% de su PIB, lo que sugiere que Pekín tiene más que perder en cualquier enfrentamiento comercial con la administración Trump.
“Una guerra comercial entre EE. UU. y China no parece ser una amenaza importante para la economía estadounidense”, afirmó Erik Lundh, un economista principal de The Conference Board.
Sin embargo, Lundh advirtió que los daños colaterales de una guerra comercial entre las dos economías más grandes del mundo serían considerables para ambas partes.
“Una guerra comercial entre ambos países puede ser bastante dolorosa para Estados Unidos”, destacó, señalando que los consumidores estadounidenses serían afectados por la subida de los precios de los bienes importados.
La semana pasada, Steve Bannon, el polémico asesor político del presidente estadounidense Donald Trump quien fue destituido el viernes, consideró que EE. UU. y China están inmersos en una “guerra económica” en la que sólo puede haber un ganador.
El ministerio de relaciones exteriores de China respondió que ambas partes iban a sufrir en caso de un aumento de las fricciones entre las dos naciones.
En su informe, The Conference Board desglosa los datos comerciales tradicionales que trata, por ejemplo, un tractor canadiense vendido en China como una exportación totalmente canadiense aunque fue parcialmente construido con componentes de origen estadounidense.
Las cifras de The Conference Board, en cambio, cuentan los componentes estadounidenses del tractor canadiense como exportaciones de este país hacia China.
Del mismo modo, los componentes procedentes de Corea del Sur y Taiwán para los iPhone hechos en China que finalmente se venden en EE. UU. cuentan como exportaciones coreanas y taiwaneses.
El informe reveló que aunque las exposiciones directa e indirecta de las compañías multinacionales a todo — desde las políticas monetarias chinas hasta el turismo saliente — “se están intensificando en términos de alcance y magnitud”, desde una perspectiva comercial “el mundo, por lo general, depende poco de China”.
Las excepciones notables son las de Corea del Sur y los grandes exportadores de recursos naturales como Australia, cuyas exportaciones con valor añadido a China son equivalentes al 6,8% y 4,4%, respectivamente, de sus producciones económicas anuales.
Pekín ha utilizado su poder económico sobre Seúl, en un intento de impedir el despliegue de un sistema antimisiles estadounidense.
Las cifras comerciales que capturan la complejidad de las modernas cadenas de suministro, haciendo un seguimiento del origen de los componentes en lugar de sólo los productos acabados, tienden a mostrar que los desequilibrios comerciales bilaterales son, a menudo, exagerados.
En marzo, The Conference Board calculó que, basado en las exportaciones de servicios y mercancías con valor añadido, el déficit comercial estadounidense con China en 2014 era de US$200.000 millones, o casi la mitad del déficit de US$360.000 millones sobre la base de datos comerciales tradicionales.
China es el mayor importador de alimentos y energía del mundo, con compras de aproximadamente el 20% de las exportaciones mundiales en ambos sectores. También es el cliente dominante para muchos pequeños países ricos en energía.
En 2015, China compró del 40% al 90% del petróleo crudo producido por Congo, Angola, Omán, Yemen y Sudán del Sur.
Economía
25 ago 2017 - 7:29 p. m.
China tiene más que perder en la guerra comerial con EE.UU.
Tendría poco impacto en las economías desarrolladas, pero los efectos indirectos podrían afectar a los consumidores.
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