Recientemente se conocieron las recomendaciones de la misión del mercado de capitales, un grupo de expertos que convocó el Ministerio de Hacienda en octubre de 2018 con el propósito de realizar un diagnóstico del mercado, identificar las dificultades y proyectar soluciones de corto, mediano y largo plazo.
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Esta es la segunda misión, luego de la realizada entre los años 1994 y 1996. No obstante los avances en el mercado de deuda pública (30% del PIB según banco mundial- tercero más grande de la región), y el desarrollo de la titularización de activos, particularmente la de cartera hipotecaria, 25 años después siguen vigentes varios elementos estructurales diagnosticados que no se han superado: pocos emisores, iliquidez en deuda privada (0,4% del PIB vs 16% en México), alta concentración de agentes, baja profundidad, falta de promoción, preponderancia de activos bancarios en los portafolios, entre otros.
Por definición, el mercado de capitales, como conjunto de mecanismos a través de los cuales fluye el ahorro del público hacia la inversión (sistemas bancario y de valores), es un sector que se debe robustecer para que los riesgos se asignen eficientemente entre los agentes que tienen excedentes de recursos y quienes los necesitan para financiarse.
Las bases del Plan Nacional de Desarrollo 2018-2022 incorporan este diagnóstico y se le da un espacio importante al mercado de capitales dentro del Pacto por el Emprendimiento, la Formalización y la Productividad. Allí se hace referencia a la necesidad de desarrollar una hoja de ruta que comprenda acciones concretas, lideradas por el Ministerio de Hacienda y la Unidad de Regulación Financiera (URF), en diversos frentes como: ampliar base de inversionistas facilitando acceso al mercado; migrar al indicador bancario de referencia (IBR); delimitación clara de roles de las autoridades, entre otros, que coinciden en gran medida con lo sugerido por la Misión.
El contenido de las 50 recomendaciones de la Misión es amplio y se agrupan en ocho grandes macrotemas: arreglo institucional, estructura de mercado, regulación e incentivos, activos públicos, nuevos productos y servicios, promoción y educación, ámbito internacional y ámbito tributario. Éstos se fundamentan en seis pilares o principios generales: paradigma regulatorio, profundidad del mercado, competencia, congruencia, profesionalismo y retorno social.
Entre las recomendaciones, la misión sugiere avanzar en estrategias de educación financiera y de promoción del mercado, tema clave y en mora de ser implementado en programas de formación básica, superior y universitaria. Además, sugiere revisar los incentivos para la administración de pensiones obligatorias, profundizar el mercado de derivados, ajustes en el diseño institucional, y el rol que debe cumplir cada autoridad del sistema financiero, el enfoque de regulación por actividades y no por licencias, el manejo de participaciones del Estado en empresas públicas, entre otras.
Está probado ampliamente en la literatura que un país con un mercado de capitales desarrollado ofrece mejores alternativas de ahorro, inversión y financiación para los ciudadanos y empresarios, frentes sobre los cuales Colombia tiene enormes desafíos y oportunidades. En este contexto, el entregable de los comisionados es un insumo de enorme valor para empezar a construir una hoja de ruta concreta que nos permita ejecutar cambios de fondo y llegar al siguiente escalón de desarrollo, impulsando un sector estratégico para la economía que genera efectos positivos en los ciudadanos. Como bien lo señaló Roberto Rigobón, economista de MIT y Director Técnico de la misión: “Esta es posiblemente la reforma social más importante de la próxima década en América Latina”.
El reto no es menor y tiene como condición necesaria para llegar a buen puerto, el compromiso real de todos los agentes que intervienen en el sistema financiero para trabajar constructivamente con las autoridades y ejecutar cambios reales que nos permitan alcanzar niveles de profundidad similares a los de economías comparables de la región. Como bien se mencionó en la entrega del informe, el camino apenas empieza e incluso puede ser, con buen sentido autocrítico, que se hayan quedado por fuera algunos frentes que podrían ser relevantes para transformar esta industria. Sin embargo, nos corresponde como agentes de la economía, aportar en la construcción de esta agenda que permita la transformación del mercado de capitales y, por ende, del sector financiero como motor del desarrollo económico y social dentro de los principios de libertad económica, iniciativa privada y libre competencia.
Germán Arce Zapata
Presidente de la Asociación de Fiduciarias