Con Solo leer la cuenta de Twitter de Donald Trump en los últimos días, se encuentra la explicación a la alta volatilidad de la tasa de cambio en el mercado colombiano.
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Hace tan solo tres días, la divisa estadounidense sorprendía al presentar una inusual fortaleza en la víspera del recorte de tasas de la Reserva Federal, que la hizo subir a $3.300 de nuevo. La razón, las críticas del Presidente al “pequeño descenso” de su banco central.
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Pero eso no quedó ahí. A pesar de la tregua y de las negociaciones, el mandatario amenazó a su homólogo Xi Jinping para que no retrase el acuerdo hasta las elecciones de 2020, le acusó de no cumplir con lo pactado y siguió presionando a la Fed por no darle las armas suficientes para entablar una ‘guerra de divisas’ contra China y la UE.
El resultado: Trump anunció ayer nuevos aranceles del 10% a productos por US$300.000 millones importados desde China, lo que desató los peores temores del mercado de alcanzar una guerra comercial total, un miedo que ya es real, pues la nueva medida gravará todo el comercio que llegue desde el país asiático, de US$550.000 millones.
Y esto, de nuevo, se vio reflejado en Colombia, pues el dólar volvió a presentar una apreciación que lo llevó a subir $37,56 respecto a la TRM del día anterior, alcanzando un promedio de $3.329,35. Y pudo ser peor, pero las palabras de Trump se dieron casi al final del mercado, lo que hizo que al cierre el cambio llegara a $3.341,7, con un máximo de $3.342,7.
En su informe diario de divisas, Coltefinanciera señala que “la reacción del dólar ayer nos lanza nuevamente a la incertidumbre sobre si volveremos a llegar cerca de los $3.400 o si por fin cruzaremos ese techo. En toda historia habrá ganadores (como los exportadores) y perdedores (como los importadores); para el Gobierno el panorama no es del todo devastador, pues la devaluación le ayudaría a lidiar el déficit de cuenta corriente. Por ahora vemos que las opciones de compra que se rumoraban del Banco de la República quedarán pendientes”.
De igual manera, el informe de investigaciones económicas de Skandia apunta que “los aranceles, que afectarán a una amplia variedad de bienes de consumo, elevan la tensiones de una guerra comercial que ha interrumpido las cadenas de suministro y agitado los mercados financieros”.
Este nuevo episodio de incertidumbre golpeó fuertemente a las bolsas, pues salvo las europeas –que ya habían cerrado cuando Trump hizo su anuncio–, el resto presentó importantes caídas en la cotización.
Y, sin duda, el peor parado fue el petróleo, pues los precios cayeron 7%, lo que supuso el peor día para su comportamiento en casi cuatro años, borrando así las ganancias que había presentado durante las últimas semanas y metiendo presión a la curva del dólar.
En concreto, el barril de la referencia Brent presentó un descenso de 6,99% al finalizar la jornada, lo que llevó su precio de nuevo a rozar la barrera de los US$60, pues terminó en US$60,50 por unidad. De esta forma volvió a los niveles que tenía el 13 de junio.
Por su parte, el WTI presentó una pérdida incluso mayor y registró una caída de 7,9%, para cerrar la sesión en US$53,95 por cada barril, también el peor dato en casi dos meses.
Wall Street, de igual forma, también cerró con caídas en sus indicadores. Así, el Dow Jones presentó un descenso de 1,05% hasta los 26.583,42 puntos, el S&P500 cayó 0,9% hasta los 2.953,56 enteros y el Nasdaq perdió 0,79% para llegar a las 8.111,13 unidades.
“Los mercados aún se sorprenden porque esperan que las medidas de las mayores economías sean promercado y proeconomía. Y sobre todo porque van dos veces que actúa tras declaraciones no tan negativas de los negociadores. Esto cada vez toma un tinte más político y una de las teorías de la conspiración se está materializando: Trump culpa a la Fed de que si pasa algo con la economía es culpa de ellos.
El Emisor no hizo lo que quería a principios de año y aumentó aranceles en mayo, lo que asustó al mercado. Y es lo mismo que ha ocurrido esta semana. Este juego podría continuar hasta que la tasa llegue al punto deseado por él y, quizá ahí, firme el pacto con China para apuntarse una doble victoria”, dice Daniel Velandia, director de estudios económicos de Credicorp Capital.
Guerra total
Lo otro que causó gran preocupación ayer es que si se aplican los nuevos aranceles, la guerra comercial entre ambos países sería total, pues Estados Unidos tendría gravamen sobre todas las compras de China. Y más en un momento de alta incertidumbre por el recorte de las perspectivas de crecimiento mundiales.
“Estados Unidos va a empezar a partir del 1 de septiembre a aplicar un pequeño arancel adicional de 10% a US$300.000 millones restantes de importaciones de bienes y productos”, anunció Trump. “Creíamos que teníamos un acuerdo con China hace tres meses, pero desgraciadamente ha decidido renegociar el acuerdo antes de la firma”.
No obstante, como suele ocurrir con las amenazas de Trump, este dejó la puerta abierta a lograr un entendimiento que evite la medida, y aseguró que según avancen las negociaciones, los nuevos aranceles podrían, tanto incrementarse del 10% al 25%, como ir retirándose por “etapas”.
“La guerra comercial es abierta, pues se mantiene con acciones directas y crecientes de tipo proteccionista y con multiplicidad de instrumentos; es multipolar, porque está ofendiendo no solo a China, sino también a la UE o Latinoamérica, entre otros; es dañina y se intensifica, como lo mostraron las medidas de ayer, lo que ha puesto en riesgo la economía, pues reduce el comercio internacional y restringe el motor de los mercados emergentes”, apunta Jorge Restrepo, profesor de economía de la Universidad Javeriana.
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