Prácticamente seis de cada diez desempleados no culminó el colegio en Colombia. Así lo dio a conocer el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) en su reporte de ‘Fuerza laboral y educación’, divulgado ayer, en el que analiza el mercado laboral y caracteriza a la población según su nivel educativo.
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De acuerdo con la información contenida en el boletín, durante el año 2021, del total de desempleados que había en el país, calculados en 3,2 millones de personas, el 16,2% alcanzó solamente a culminar su educación básica primaria (237.000 personas) y 41,8% de los desempleados (694.000) solo cursó hasta la educación básica secundaria.
De acuerdo con el reporte, además, 8,7% de los colombianos desempleados sí culminaron su bachillerato o tienen como último grado de estudios la educación media. Para el 9,7% de los desocupados, 208.000 personas, el mayor nivel educativo es la formación técnica profesional y 4,2% de los desempleados tiene educación tecnológica.
Para las cifras de 2021 también hay otro grupo de 199.000 personas sin empleo, 10,8% del total, que en este caso cuentan con educación universitaria. Además, 1,2% de los desempleados en el país tiene un título de postgrado.
Alex Buitrago, docente investigador de la facultad de Educación de la Universidad Externado, señala que parte del problema en la relación entre la educación y el mercado laboral tiene que ver con la pertinencia del sistema educativo.
La pertinencia, según el experto, es la relación que existe entre la oportunidad y la formación.
“Generalmente en educación básica y media a los estudiantes se les forma de forma disciplinar pensando únicamente en que tengan acceso a la universidad, pero el problema que tiene el mercado laboral y algunas regiones donde el acceso a la universidad es complejo es que no existe una preparación para que los jóvenes salgan directo al mercado laboral o tengan una formación técnica”, asegura el experto en educación.
Según Buitrago, este no es un problema aislado de Colombia, sino que es una situación recurrente en los sistemas educativos de América Latina, y esto tiene mucho que ver también con las condiciones de empleabilidad de los países.
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“Si me formo para algo en lo que no tendré la oportunidad, no es algo pertinente. Al no existir esa correlación, hay una mayor oferta de lo que no se necesita y una menor demanda de lo que no hay”, asegura el experto.
Otro hallazgo que presentó el reporte tiene que ver con los niveles de desempleo según el último nivel educativo cursado. Las tasas más altas se concentran en la población con educación media, educación básica secundaria y educación técnica profesional.
En el caso de las personas con formación media, esto es quienes culminaron su bachillerato, el indicador de desempleo era de 24,4% para las mujeres en 2021 y de 17,5% para los hombres. En básica secundaria la tasa de desempleo era de 21,3% en las mujeres y de 13,3% en los hombres, y en la formación técnica profesional la relación era de 20,1% para la tasa de desempleo femenino y de 13,1% en el masculino.
En contraste, los menores niveles de desempleo se ven en quienes cuentan con un título de posgrado, pues solo el 5,2% de las mujeres con este grado educativo está desempleada en el país, y en los hombres baja a 4,5% de la población.
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Quienes tienen un título universitario cuentan con una tasa de desempleo de 13,2% en el caso de las mujeres y de 11,2% en el de la población masculina.
Llama la atención que otros de los grupos con las tasa de desempleo más bajas son quienes no tienen ningún nivel educativo (6,2% en el caso de los hombres y 9,8% en el caso de las mujeres) y quienes solo tienen educación básica primaria, con una cifra de 9,7% de desempleo para los hombres, pero que en las mujeres asciende a 16,7%.
“Hay una propensión muy alta a la informalidad si no se tiene acceso a la educación, y la tasa de desempleo mide cifras de ocupación, más no de empleo formal y de calidad”, asegura Iván Jaramillo, investigador del Observatorio Laboral de la U. del Rosario.
Según Jaramillo, puede haber una correlación entre los grados de formación y una presión hacia la informalidad porque quienes tienen un grado más alto de educación suelen tener mayores oportunidades, pero en Colombia, dice, “parece no relacionarse así, y podría haber una concentración en niveles de formación técnicos, de los que a veces carece la oferta laboral”.
El experto señala como, si se cruzan estos datos con las cifras que arroja el Servicio de Empleo, se puede ver que la demanda del mercado se concentra en personas con estudios universitarios, bachillerato y formación técnica.
Por otro lado, las cifras sí mostraron una reducción en la brecha de género según la formación educativa, pues es de solo 0,7 puntos porcentuales (pps) a nivel de posgrado, y de 2,0 pps en estudios universitarios, mientras que en los niveles de escolaridad básica está entre 7 pps y 8pps.
Laura Lucía Becerra Elejalde