La radiografía América Latina muestra ‘tres regiones’ diferentes en materia de crecimiento económico, y Colombia sale bien parada en este examen.
Así lo asegura Ernesto Revilla, economista en jefe de Citi para América Latina, quien dialogó con Portafolio sobre las perspectivas de la empresa a corto y mediano plazo.
Estamos en una época de turbulencia política global, que contrasta con las cifras económicas. ¿Qué análisis tienen de esta situación?
Sin duda, hay un entorno global que, en general, sigue siendo muy positivo. De hecho, según nuestros pronósticos, el 2018 será el año de mayor crecimiento desde la recuperación de la gran recesión, y creemos que va a ser el pico. Pero esto muestra que ya las economías avanzadas se van recuperando, y el caso más obvio es EE. UU., que tuvo un desempeño económico increíble en los últimos trimestres.
Pero, al mismo tiempo, hay un entorno más difícil para las economías emergentes, por las mayores tasas de interés en países avanzados. Se prevé que ya la expansión es muy duradera y eventualmente vendrá un cambio, pero sí vemos un entorno más complicado para economías emergentes.
Ese factor, junto con el movimiento de capitales a nivel global son los más evidentes en este cambio de ciclo. ¿Qué elementos de precaución deben tener en cuenta las economías emergentes?
Tradicionalmente, cuando la Fed ha subido tasas, son malas noticias para economías emergentes y en particular para A. Latina. Ahora, cada país debe tener factores de diferenciación ahora que hay salida de capitales, por lo cual los inversionistas extranjeros ya están viendo las necesidades de financiamiento, déficits de cuenta corriente y fiscales, y lo mejor que se puede hacer es tener, dentro de lo posible, los fundamentos más sólidos que sus condiciones le permitan.
Hay condiciones externas que a los países los podrán afectar, pero en términos de tener la casa en orden y las cuentas fiscales lo más sanas posibles, se deben reducir las necesidades de financiamiento, o eso es lo que los países deberían estar haciendo hoy.
Da alguna forma lo sufrido por Argentina o Suráfrica, refleja que hoy hay cosas que antes probablemente no se podían pasar...
Completamente. Cuando hay mucha liquidez en el mercado los países pueden salirse con la suya en muchas dimensiones: hay mucho financiamiento y dinero buscando tasas de retorno en países como los emergentes. Ahora, cuando empiezan a subir las tasas, los inversionistas se fijan, ahora sí, en los detalles, y ya no basta solo con ver lo que está por fuera.
Todo esto se combina con las hostilidades asociadas a la guerra comercial que, por lo visto, es aún más intensa. ¿Cuál es el análisis que le da?
En este entorno todavía hay buen crecimiento global, pero con el incremento de tasas en EE. UU. tendremos otros vientos en contra, particularmente de temas geopolíticos como la guerra comercial. Esto no es bueno para economías emergentes, porque en buena parte su modelo de crecimiento ha estado orientado a estar interconectadas con el mundo, a través del comercio. Entonces, si se es más proteccionista y cerrado, quizá haya menores oportunidades de crecimiento a futuro.
Cuando miran la bola de cristal, ¿qué les dice en crecimiento para el 2019, 2020 y 2021?
Seguimos siendo optimistas y viendo una expansión global que todavía viene en ritmo acelerado, particularmente en EE. UU., donde vemos un alza más allá de su potencial, en buena parte por la expansión fiscal. Además, el próximo año aún habrá un pulso fiscal asociado a la reforma de impuestos de Trump y eso ayudará a la economía global y las emergentes.
También vemos que China seguirá creciendo a tasas importantes y su desaceleración será gradual. En cuanto a la Fed, vemos dos alzas más de tasas este año, y quizá entre 2 y 3 el próximo año.
Los analistas hablan de riesgos al alza, ¿cuáles son?
Todo pronóstico tiene riesgos al alza y a la baja y varios escenarios. El mejor sería una economía de EE. UU. que no cese en expansión y que la Fed, por alguna razón, tenga un tono más gradual y nos dé un entorno más positivo para tomar riesgo. Que china continúe con expansión acelerada y que la retórica de guerra comercial sea solo eso; si al final llega a haber un acuerdo, podrían darse sorpresas positivas.
En la región hay ‘varias Américas Latinas’. Dentro de esa división, las tres economías más grandes están enfrentando incertidumbre. ¿Qué esperan de estas?
México tiene dos escenarios. El primero, a corto plazo, está muy optimista con el nuevo presidente y tiene en verde la confianza del consumidor, la inversión extranjera y la valorización del peso. Sin embargo, a mediano plazo está más complicado, porque hay tensiones intrínsecas en el programa del presidente. Eventualmente, el mercado lo verá más de cerca.
En cuanto a Brasil, seguimos optimistas con la recuperación de la actividad económica; vemos un crecimiento de cerca de 1% este año y una ligera aceleración en el 2019. El mercado está a la expectativa de las elecciones y ven un resultado binario, es decir dependiendo del resultado.
En Argentina, por su parte, está muy complicado, porque no se restablece del todo la confianza. Por un lado, los inversionistas han estado más reacios a continuar el financiamiento, lo que se podría resolver con un paquete del FMI, pero también hay otro problema y es la falta de credibilidad del banco central. En la medida que no se resuelva el tema de darle un ancla nominal a la economía, la situación seguirá frágil, porque no tenemos expectativas de inflación a mediano plazo.
¿Y Colombia?
Curiosamente, en este entorno, las economías que tienen buenos fundamentos empiezan a resaltar más, como es el caso de Colombia. Vemos que la actividad económica tiene buen dinamismo; habrá una aceleración para el próximo año y proyectamos que el país crezca 3,1%. Esta cifra es quizá un poco baja frente al consenso, pero que es positivo frente a la región. Acá ya se resolvió la incertidumbre, y ahora se discute la reforma fiscal, que puede ser positiva dependiendo del enfoque.
¿Y en cuanto a los riesgos que tiene?
En realidad, son parecidos a los riesgos externos de las demás economías emergentes, es decir, tienen impacto las alzas en las tasas de interés de EE. UU, y por eso es clave reducir los déficits. En Colombia, el precio del petróleo también siempre representa un riesgo, pero sobre los precios internacionales estamos optimistas a corto plazo. En cuanto a los riesgos internos, lo único sería que la reforma fiscal no satisfaga las necesidades de reducir el déficit.