Confiemos, eso sí, que las aterradoras experiencias de esas guerras eviten una tercera, en cuyas consecuencias es mejor ni pensar. La anterior inquietud me surge al estar meditando acerca de cómo será posible que nuestro país pueda superar los prolongados y difíciles problemas que inciden gravemente en su actual situación. Desafortunadamente, pienso, que también, paradójicamente esa polarización mundial limita nuestras posibilidades de recibir ayuda externa de los gobiernos amigos. Es indudable que los países pudientes están, por una u otra razón, limitando sus presupuestos destinados a la ayuda externa. En nuestro caso, los Estados Unidos, que es el país amigo que más nos podría ayudar, estarán limitando su ayuda, incluso los aportes a su lucha contra el narcotráfico. Su actitud posiblemente se explica como consecuencia de los altísimos gastos que les generan los conflictos del Medio Oriente: Irak, Afganistán y, ahora, lo que le pueda acarrear los enfrentamientos de Israel en el Líbano y Palestina. No obstante, es de esperarse que valorarán el costo de oportunidad que para su política de Relaciones Exteriores pueda representar la falta de suficiente atención, no sólo con Colombia sino con la región. Independiente de las anteriores consideraciones, siempre he creído y sostenido que nuestro país está huérfano de un rumbo propio. Rumbo que tiene que surgir del aporte orientador de la intelectualidad y de la clase dirigente política, empresarial y obrera y de las organizaciones sociales. Pero para ello tenemos que principiar por sacudirnos de esa mentalidad y actitud dependiente que hemos adoptado y que nos limita para concebir, independientemente, las propuestas de solución a los problemas fundamentales que nos afectan, incluyendo los compartidos con otros países. En esta compleja época, resulta indispensable rescatar nuestro sentido de superación y nuestra capacidad creativa, características de las que dieron prueba generaciones anteriores cuando del país pastoril del siglo 19 impulsaron en el 20 una nación con tendencia a la modernización e industrialización. Pienso que esas virtuosas condiciones están latentes, pero hemos permitido que se orienten hacia actividades que nos han hecho perder el norte, en detrimento de la nación y perjuicio de la población en su conjunto. Rescatémoslas y pongámosla de nuevo en el rumbo correcto, y en función del aprovechamiento de las muchas oportunidades que ofrece el país, para beneficio de todos sus pobladores. Pueda ser que el sentido de superación y la capacidad creativa guíen las decisiones que adopten quienes tienen en sus manos los instrumentos del poder para concebir y poner en práctica los indispensables cambios políticos, institucionales, culturales y socioeconómicos que se requieren para superar las barreras que obstruyen el desarrollo y bienestar de los colombianos. Ex embajador de Colombia en Bruselas "Siempre he creído y sostenido que nuestro país está huérfano de un rumbo propio.
Finanzas
24 ago 2006 - 5:00 a. m.
La actual paradoja mundial
No deja de ser paradójico el hecho de que cuando se afirma que vamos hacia la globalización, el mundo se encuentre nuevamente tan peligrosamente polarizado como lo estuvo durante las dos últimas guerras mundiales.
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