Por haber golpeado a un recluso hasta causar su muerte, en la cárcel de Peñas Blancas de Calarcá (Quindio), la Procuraduría acusó disciplinariamente a cinco de los guardias del Inpec que lo custodiaban y les abrió pliego de cargos por tortura.
Según las versiones, José Arturo Lara Lloreda, el interno que murió, fue goleado durante todo un día por negarse a que lo internaran en la sección de aislamiento del centro carcelario y no recibió atención médica oportuna.
El Ministerio Público dice en el pliego de cargos que las acciones se configuran como “tortura porque al parecer cuando (los guardias) le propinaron patadas (al preso) en su dorso y caderas, le infringieron al interno dolor y sufrimiento afectando sin justa causa su integridad y su autonomía”.
Un volante en el que se le informaba del cambio de patio y que el preso rompió originó las agresiones de los guardias.