Esta es la última y gran obra de Dostoievski, a la que van a parar las preocupaciones éticas y religiosas que aparecen en sus escritos. Plantea, en una trama dramática problemas éticos que él mismo vivió dolorosamente a lo largo de su atormentada existencia.
La muerte del padre -inhumano, ruin, hipócrita, borracho y lujurioso- hace exclamar a Iván: "Todos somos culpables de la muerte del padre, todos: Dimitri, yo, Smerdiákov, porque todos deseamos su muerte; todos somos parricidas".
Informes: 2171988.