Por más crisis que haya, la gente no deja de consumir. Lo que sí hace es cambiar ciertos hábitos de consumo de acuerdo con su situación económica, familiar, laboral y hasta anímica.
Pagar el arriendo o la cuota hipotecaria, hacer mercado, pagar servicios públicos y cancelar pensiones de colegio, por ejemplo, son gastos que se mantienen. Claro que se pueden hacer ajustes y ya se están viendo.
Según Camilo Herrera, de la empresa Raddar, especialista en estudios de mercado, "ya hay familias estableciendo estrategias para bajar los gastos". Y da un ejemplo claro: el ahorro en los servicios públicos.
En los hogares hay alguno, papá o mamá, que se encarga de apagar las luces en los sitios que no hay alguien y que da la cantaleta de no dejar prendidos aparatos que no se están usando. También se está poniendo la botella con agua en el tanque de la cisterna para que consuma menos líquido, y si se tienen dos celulares, se deja de usar uno.
"Los padres también están sacrificando el consumo personal para poder mantener el de los hijos. En las mediciones de consumo se nota que ha bajado la compra de vestuario para hombre, mientras crece la de ropa para niños", comenta Herrera.
Y la tarjeta de crédito también se ha guardado. Muchos la usaban con plazo a un mes para no generar intereses, pero sí ganar millas y puntajes para otras cosas. Ahora se utiliza más racionalmente.
Los colombianos han hecho otros ajustes en cuanto a 'gusticos'. Una encuesta hecha por Yanhaas que fue revelada la semana pasada preguntó "¿cuáles de las siguientes medidas ha tomado usted o su familia para recortar algunos gastos actualmente?".
Un 44,8 por ciento dejó de coger taxi; este indicador, en mayo del año pasado, era del 22,7 por ciento en mayo. El plan de ir a bares y discotecas ha disminuido para 42 de cada cien consultados. En mayo del año pasado eran apenas 22 de cada cien, quienes recortaban a ese tipo de rumba.
Otra actividad que los consumidores desplazan en tiempos de apretón del cinturón, es las vacaciones. Más de la mitad de los consultados (56,4 por ciento) opta por el descanso en la casa. Hace un año así actuó el 39,1 por ciento.
De acuerdo con Herrera, en los estratos bajos y en ciertas ciudades han cambiado ciertos hábitos alimenticios. "Se nota migración de la proteína animal a la vegetal. Es decir a comer más granos que carne", dice.
En los estratos medios no es tan fuerte este cambio, pero sí se ha cambiado la carne por mortadela o salchichón que son más baratos y dura más.
Como el precio de los alimentos es el que más ha subido, la capacidad de ahorro de los colombianos se ha contraído aún más. Es un rubro en el que casi no se piensa.
Sin fiestas con la prima
Ahora en junio muchos empleados reciben la prima de mitad de año, la cual aliviará a más de un hogar.
Sin embargo, ante la situación, los colombianos prefieren ser precavidos y más que derrocharla o aprovecharla para las vacaciones, es muy probable que la inviertan en pagar deudas.
"Probablemente desvíe un pequeño monto si encuentra una buena oportunidad de compra para un electrodoméstico o alguna compra que valga la pena porque ofrece descuento", dice Herrera.