Con el fin de evitar un escándalo similar al ocurrido con Agro Ingreso Seguro (AIS), para los pagos del subsidio del Programa de Protección del Ingreso Cafetero (PIC), la Federación Nacional de Cafeteros está revisando, minuciosamente, cada una de las facturas que soportan las ventas de café.
Hoy, los funcionarios del gremio cafetero, vigilados por la Contraloría General de la República, inspeccionan 6.000 facturas diarias para comprobar que son legítimas y, así autorizar los pagos.
Sin embargo, como “una vez hecha la ley echa la trampa”, la Federación ya identificó al menos cuatro maneras de hacer cobros fraudulentos.
“Hemos detectado falsificación, adulteración, estafa y suplantación”, dijo una fuente del gremio.
En el primer caso se han encontrado facturas que simplemente son copias de otras ya cobradas, mientras que con cierta habilidad algunos han adulterado las cifras; por ejemplo, agregando un cero a la cantidad de arrobas vendidas.
Otro fenómeno detectado (estafa) es la creación de precooperativas ‘de garaje’ que expiden facturas por cantidades no compradas, las llevan ante el comité local de cafeteros y cobran el subsidio. A los pocos días, estas organizaciones desaparecen sin dejar rastro.
Por último, está la modalidad de suplantación, en la que un supuesto cafetero llega a cobrar el subsidio, alegando la venta de café de un predio, cuyo propietario es bien conocido en la región.
“Quien apruebe un pago de subsidio –de forma expedita– y esa factura resulte con alguna de las irregularidades detectadas, puede irse a la cárcel”, dijo la fuente, al explicar el porqué de las quejas de los cultivadores que alegan la lentitud en los pagos de los subsidios, debido a las condiciones que pone la Federación.
Además de la revisión de los documentos, los extensionistas del gremio han hecho, al cierre de ayer, 1.400 visitas a igual número de predios, con el fin de comprobar si hay producción de café.
Lo anterior, también para contrarrestar que muchos cultivadores han llegado a las cooperativas con cantidades inusuales de café, supuestamente, producido en sus fincas.
Para la verificación en las fincas se cuenta con la base de datos del sistema Sica, que tiene, entre otros registros, la identificación de los predios, el área sembrada, las variedades, la producción y la productividad promedio.
“Esto no es tan simple como que la gente venga, presente la cédula, reclame la plata y ¡listo!; ¡no!, son recursos públicos que deben entregarse a los beneficiarios, no a los avivatos de turno”, concluyó el vocero consultado.
Vale la pena destacar que, ante los problemas de seguridad que se viven en el país, el gremio está evitando pagar los recursos en efectivo a la gente, pues para ello se cuenta con la cédula cafetera (para quienes la tienen), cheques de gerencia o transferencia bancaria. Igualmente, para que las sedes de los comités no sean blanco de los asaltantes.
Otro de los problemas que se ha detectado es la comercialización de café de contrabando que viene de otros países (Ecuador y Perú), traído exclusivamente con el fin de ganarse el subsidio.
Por último, también está lidiar con 120.000 cafeteros que no tienen cédula, que también son beneficiarios del PIC.
DUDAS CON COMPRADORES PARTICULARES
Uno de los principales problemas que se está presentando con el pago de los subsidios es que buena parte de los cafeteros del país vende la cosecha en café verde a los comercializadores particulares, debido a que requieren el dinero de inmediato o a que no tienen infraestructura de secamiento para poderlo llevar seco de trilla a la Federación, donde podrían recibir un poco más de dinero y el subsidio de manera directa.
Los compradores del grano verde se encargan de secarlo y llevarlo luego al comité local de cafeteros. La dificultad está en demostrar a qué personas le compraron el grano, para que la Federación autorice el pago del subsidio, y este no quede en manos de los comercializadores.
Juan C. Domínguez
Economía y Negocios