Sin embargo, los organismos de socorro no pararán hasta arrancarle a la tierra al último de los trabajadores.
El miércoles, antes de la media noche, el cuerpo sin vida de Juan Arley Acevedo salió por el boquete del socavón. Fue encontrado a 150 metros de profundidad. Acevedo, de 59 años y nacido en Amagá, pertenecía a una familia de mineros. Ayer se realizaron sus exequias.
En la mañana fue encontrado otro cadáver, a casi 300 metros, pero los derrumbes de ripio de carbón con agua y lodo, impidieron su rescate.
En lo más profundo de la mina, que puede llegar a los 1.400 metros, aún continuaban Léider Giraldo, de Samaná (Caldas), quien trabaja hace cuatro años en Amagá; y Rubén Darío Ossa, de 41 años, minero desde los 16, además, los topógrafos Éder Alonso Malpica y Bairon Moreno.
La alcaldesa de la localidad, Auxilio del Socorro Zapata, dijo que es improbable encontrarlos vivos.
"Vamos a continuar con las labores de rescate hasta sacarlos", dijo ayer el director del Departamento de Prevención y Atención de
Desastres (Dapard), John Fredy Rendón.
En un comunicado, la empresa Carbones San Fernando dijo que aún no estaban claras las causas del accidente. "Se continuará el apoyo moral y económico a los afectados", dijo Jorge Eduardo Buitrago, su representante legal.
Al parecer, uno de los mineros rompió por accidente una fuente de agua que inundó toda la mina, lo que provocó derrumbes en el socavón.
MEDELLÍN