Como están las cosas, parece labor estéril y fuera de contexto hacer vaticinios o apuestas sobre el crecimiento del PIB en el 2007, o sobre la evolución de las tasas de interés, o pronosticar a ¿cómo va a terminar el dólar (por encima o por debajo de los mil pesos?). Por el contrario resulta inevitable consultar la bolita de cristal que hipotéticamente pueda arrojar algunas luces sobre el posible desenlace de la crisis política y sus efectos sobre el futuro de las instituciones. En este orden de ideas no hay duda de que la macrobola de nieve de origen paramiltar inicialmente tendrá que producir el relevo en algunas carteras ministeriales y conociendo la manera como el Jefe de Estado acostumbra enfrentar este tipo de crisis, es muy posible que los relevos cobijen o toquen casi todos los ministerios por el movimiento entrecruzado de personajes, cuales fichas de ajedrez. A guisa de ejemplo la reina de la cancillería podría ser reemplazada con un alfil del medio ambiente o el peón central de la defensa por una torre del sector de las comunicaciones. Este tipo de situaciones ocurren en todas las latitudes. Sin embargo, no estaba contemplado para un gobierno recientemente reelegido y posesionado. Recurriendo al imaginario muy propio de la cultura e idiosincrasia nuestras, vale la pena preguntarse qué ocurriría en el marco de las normas constitucionales vigentes, si la bola de nieve llega a filtrarse por las rendijas de las puertas de la Casa de Nariño. Episodios de la historia reciente enseñan que a puertas cerradas no entra ni un elefante. Sin embargo, el agua (en estado líquido o condensado) sí tiene una capacidad infinita de colarse por cualquier rendija que en el camino encuentre. Dado el temperamento del Jefe del Estado, es muy posible que en un momento de ira, soberbia o descontrol frente a la magnitud de la crisis, decida dejar la primera magistratura por considerar que el pueblo colombiano no merece ser dirigido por una persona de tantas virtudes y calidades como las que él posee y que generosamente ha querido poner a disposición de ese pueblo por espacio de cuatro años más. En este evento, ni los cacaos -que tan decisivos fueron en la crisis de 1996- podrían reversar la situación; por dos razones fundamentales: una, el temperamento del personaje y la otra, porque ellos ya no tienen la misma capacidad de influencia y manejo. De los tres cacaos de ese entonces, uno se volvió platinum pues liquidó su fortuna en el país y ahora la disfruta en tierras lejanas; otro, muy ocupado está en organizar la línea sucesoral de su imperio y el tercero ya está tan consolidado en el liderazgo del sector financiero que poco le preocupa saber quién ocupa o no la jefatura del Estado. El artículo 202 de la Constitución Política de Colombia contempla que en caso de falta absoluta del Presidente, sus funciones serán asumidas por el Vicepresidente -elegido en la misma fórmula electoral- hasta la culminación del mandato. En el texto constitucional anterior a 1991, el Designado asumía las funciones del Presidente pero si no había transcurrido la mitad del mandato, debía convocar a nuevas elecciones. Con el texto actualmente vigente, el Vicepresidente desempeñaría las funciones presidenciales hasta agosto de 2010, así la vacancia se presentase en el transcurso del primer año de mandato. El efecto de la bola de nieve podría terminar siendo una chanza Pachuna. En este evento, que todos los Santos contribuyan con sus luces. Profesor de Economía, Universidad del Rosario "Como están las cosas, parece labor estéril y fuera de contexto hacer vaticinios o apuestas sobre el crecimiento del PIB en el 2007.
Finanzas
30 nov 2006 - 5:00 a. m.
El articulito 202
Es la economía, estúpido reza una célebre expresión acuñada en su momento para significar la importancia que la economía tiene en el destino de las naciones. Sin embargo, un observador desprevenido de la realidad cada vez más compleja que vive Colombia, diría que es la política o mejor la para-política la que está condicionando y marcando el futuro de este país, por encima de la coyuntura económica. Lo triste es que precisamente el entorno político está vuelto añicos justo en el momento en que la economía está atravesando aparentemente por su mejor momento. ¿Qué terminará prevaleciendo? ¿Los vientos favorables del acontecer económico o las fuerzas del mal que se han apoderado del ámbito político?
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