Bernanke anunció que estaría dispuesto a considerar alivios monetarios adicionales a través de medidas no convencionales, si resultare necesario, especialmente silas perspectivas económicas se deterioran considerablemente.
Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos es el personaje más importante de la economía global. Sus opiniones determinan las principales decisiones de inversión en Wall Street, y desde allí su influencia contagia rápidamente a todo el mundo.
Desde las montañas rocosas de Jackson Hole, Wyoming, lugar paradisiaco donde se realiza anualmente el cónclave de los banqueros centrales de la FED, Bernanke confirmó la semana pasada la apreciación de numerosos analistas que consideran que la economía de Estados Unidos mantiene su vulnerabilidad frente a acontecimientos inesperados, cuyas proyecciones macroeconómicas son inciertas.
Bernanke identifica tres factores críticos que podrían contribuir a una recuperación de la producción por el lado de la demanda agregada: consumo de los hogares, inversión en capacidad instalada y exportaciones, ninguno de los cuales le aporta actualmente suficiente vapor a la impresionante maquinaria que mueve a la economía más avanzada del planeta.
Los datos recientes confirman que el crecimiento económico ha decaído notablemente. El Departamento de Comercio redujo su estimativo de crecimiento para el segundo trimestre del año de 2,4 por ciento a 1,6 por ciento, reflejo del aumento en el déficit comercial norteamericano, pese a la debilidad del dólar y de la baja de inventarios ligada al desfallecimiento del consumo de los hogares.
Bernanke concluyó, no obstante lo anterior, que "las condiciones para una recuperación del crecimiento en el 2011 todavía permanecen". Esta afirmación fue suficiente para que Wall Street tomara un segundo aire a finales de la semana pasada, que rápidamente se reversó a comienzos de la siguiente.
Los datos publicados el lunes 30 de agosto de consumo e ingreso personal, referencias fundamentales para determinar las dos terceras partes del PIB en Estados Unidos, no confirmaron el brote de incipiente optimismo generado por Bernanke desde Jackson Hole, con lo cual Wall Street y los demás inversionistas adoptaron una actitud innegablemente cautelosa frente a lo que se viene a finales de la semana en materia laboral.
De la misma manera que la conferencia de Bernanke estuvo centrada en el empleo, dado que los riesgos de inflación o deflación, según la FED, son bajos, los inversionistas institucionales esperan ansiosos los datos del mercado laboral norteamericano de agosto que se conocerán en la mañana del viernes próximo.
De acuerdo con el estimativo promedio de los economistas encuestados por Bloomberg News, la tasa de desempleo aumentaría de 9,5 a 9,6 por ciento, con lo cual se consolidarían las probabilidades de una nueva recesión en Estados Unidos, riesgo que según el economista de la Universidad de Harvard, Martin Feldstein, pasó volando del 20 al 33 por ciento en los últimos meses.
Bernanke anunció que estaría dispuesto a considerar alivios monetarios adicionales a través de medidas no convencionales, si resultare necesario, especialmente si las perspectivas económicas se deterioran considerablemente. Nouriel Roubini, economista de la Universidad de Nueva York, sostiene que la FED no tiene mucho que hacer después de haber reducido a casi cero la tasa de interés en diciembre de 2008 y haber comprado títulos del Tesoro y de deuda hipotecaria por un valor equivalente al 13 por ciento del PIB norteamericano. ¡Amanecerá el viernes y veremos!