Ayer el Ministerio de Minas y Energía, junto con la Agencia Nacional de Hidrocarburos, dieron a conocer un dato que ciertos especialistas esperaban con sumo interés: el de las reservas de hidrocarburos con que cuenta el país. El tema es clave para una economía cuyos ingresos externos dependen en su gran mayoría de un sector que necesita tener fondos en su cuenta de ahorros, figurativamente hablando.
Y es que para mantener el ritmo de la locomotora minera, es indispensable que existan yacimientos que garanticen su marcha durante mucho tiempo. En tal sentido, resulta fundamental que se pueda remplazar lo que se extrae, dejando un colchón adicional.
A este respecto, parecería que tuvo lugar un avance. Según la información oficial, en lo que hace a petróleo, se registró un crecimiento cercano al 2,9 por ciento en las reservas. En números concretos, la suma era de 2.445 millones de barriles de crudo recuperables, con corte al 31 de diciembre pasado.
Si bien el dato es el mejor de los últimos 15 años, hay una inquietud que surge. Esta tiene que ver con la duración de ese activo, en el supuesto extremo de no se hiciera ningún hallazgo más.
Bajo dicho parámetro, hay una relación entre reservas y producción de apenas 6,6 años, en caso de volver realidad el propósito gubernamental de extraer más de un millón de barriles de petróleo por día. El escenario de tiempo señalado es inferior al previo, lo cual no dejará de fruncir algunos ceños.
Tampoco suena bien la evolución del gas natural. En este caso, las reservas probadas mostraron una contracción del 3,5 por ciento. En este caso, hay un margen más alto pues el combustible duraría 15,5 años, pero aquí también el mensaje es el mismo y es que se necesitan más descubrimientos pronto.
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