No fueron buenos los datos sobre el desempleo en Colombia para el mes de mayo, según lo reportó ayer el Dane. De acuerdo con la entidad, dicho índice llegó a 12,1 por ciento a nivel nacional y a 12,8 por ciento para las 13 principales áreas metropolitanas. En ambos casos, el aumento fue de 0,4 puntos porcentuales, en comparación con igual periodo del 2009.
Semejante comportamiento puede sonar soprendente, sobre todo si se tiene en cuenta que hace un año la economía estaba en pleno declive y ahora va hacia adelante, como lo confirmó el incremento de 4,4 por ciento en el Producto Interno Bruto durante el primer trimestre.
Lamentablemente, todo indica que la mayor actividad no se ha traducido en un crecimiento de las nóminas. A pesar de que la población ocupada volvió a subir y pasó de los 19 millones de personas, se sugiere que el gran aporte provino de los subempleados y que el tema de la informalidad ha aumentado. Dicha impresión es confirmada por otros sondeos. Tanto la muestra mensual de comercio al por menor como la manufacturera, también realizadas por el Dane, indican que esas actividades siguen recortando personal. Debido a ello la productividad ha tenido saltos impresionantes, algo que en este caso no es necesariamente bueno.
A lo anterior hay que agregar que algunos de los motores del crecimiento no se destacan por su impacto sobre el mercado laboral, como es el caso de la minería. Falta ver, por supuesto, si la llegada de una cosecha cafetera que promete ser extraordinaria y el afianzamiento de la confianza llevan a que también existan más y mejores oportunidades de trabajo.