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Finanzas

29 jul 2006 - 5:00 a. m.

Cama para tres

La comodidad de tener cerca al bebé para atenderlo en la madrugada cuantas veces lo solicite, hace que muchas parejas opten por acostarlo en la cama matrimonial. La facilidad para responder a su llamado y el fortalecimiento del vínculo afectivo con el infante son, para algunos, las ventajas de compartir un mismo espacio de descanso con el recién nacido durante sus primeros meses de vida.

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Algunos defienden el colecho (dormir en la misma cama) por tiempo indefinido, es decir, hasta que los padres consideren oportuno sacar a su hijo a otra habitación. Otros afirman que, a medida que pasan los años, resulta más difícil enseñarle a un niño a descansar en su propio espacio, ya que se acostumbra a dormir en medio de papá y mamá. Al respecto, la pediatra María Isabel Uscher señala que una opción segura e igualmente cómoda es ubicar al bebé en su cuna o moisés cerca de la cama de los padres y cuando comience a dormir toda la noche (alrededor de los 6 meses), pasarlo a su propio cuarto. El pediatra Víctor García, por su parte, afirma que el pequeño puede permanecer en la habitación de sus padres, en su propio espacio, todo el primer año. La ‘cama familiar’, sin embargo, no siempre es la mejor opción. Estar en un mismo lugar con los hijos significa, a veces, menos horas de descanso por su mal dormir -sobretodo aquellos mayorcitos-, poca intimidad de pareja e infantes que dependen de sus padres para quedarse dormidos. Compartir por tiempo prolongado el lecho con los hijos genera hábitos de sueño inadecuados, afirma la sicóloga Paola Arbeláez, especialista en desarrollo personal y familiar del Instituto de la Familia de la Universidad de la Sabana. A nivel sicológico, el apego genera un niño ansioso e inseguro. Por otro lado, los pequeños que duermen con sus padres no comen bien y manipulan con la comida, según Uscher.Por eso, es importante enseñarles a respetar el espacio de pareja y ponerles límites desde el primer momento. Por su parte, el conocido pediatra estadounidense T. Berry Brazelton afirma que los padres de hoy buscan el colecho como una forma de acercarse afectivamente a sus hijos, debido a su ausencia en el hogar por razones laborales. La Academia Americana de Pediatría recomienda compartir el mismo cuarto con el bebé durante sus primeros 12 meses de vida. RUTINA DEL SUEÑO Desde el comienzo es vital que el niño tenga su propio espacio y aprenda a dormirse solo, a una misma hora todos los días y con una rutina específica para ir a la cama (por ejemplo, bañarlo -si así lo prefieren los padres- alimentarlo, ponerle la pijama, lavarle los dientes, leerle un cuento y acostarlo en su cuna). Algunos de los padres pueden permanecer a su lado durante un instante mientras el niño concilia el sueño, pero no acostarse con él, porque si despierta en la mitad de la noche se acostumbrará a que alguien permanezca a su lado para volverse a dormir. Sin embargo, cuando el niño es mayor y se tomó la decisión de sacarlo de la cama (ver ‘estrategias’) el psicólogo infantil Luis Alberto Rengifo opina que el adulto debe acompañarlo en su cuarto la primera semana, de modo que el cambio sea gradual y no traumático. Por otro lado, no es conveniente que el niño se acostumbre a dormir con el chupo o el tetero, ni que lo tomen en brazos o lo paseen por toda la casa para que concilie el sueño. Un bebé, afirman los expertos, se despierta dos o tres veces en la noche los primeros seis meses, una o dos veces desde los seis meses hasta el año, y, en ocasiones, una vez en la noche hasta que el niño cumple los dos años de edad. Finalmente, el hecho de informarse de las ventajas y desventajas de la cama familiar, facilita tomar la decisión que convenga en un caso en particular. Lea ‘Cómo explicarle a un niño la diferencia entre ficción y realidad’, el miércoles en El Tiempo. ESTRATEGIA RUTINA. Hágale entender que tiene su propio espacio. Si ya tiene 2 o 3 años y le encanta dormir en medio de los dos, tenga en cuenta las siguientes alternativas: - Tome con su pareja la decisión de pasarlo a su propia cama, sin sentimiento de culpa. - Sea consistente. - Muéstrele su espacio y decóreselo de forma agradable. - Inicie la rutina de ir a dormir. - Déjele una lámpara encendida si así lo requiere. - Permítale llorar un poco. En una semana comenzará a adaptarse. - Lás primeras noches, lo padres o uno de ellos lo pueden acompañar hasta que se duerma. OTRAS VENTAJAS Y DESVENTAJAS LOS PROS. Los papás descansan mejor. - Promueve la lactancia. - El hijo siente que le prestan mayor atención y le brindan afecto. Se fortalece el vínculo afectivo entre padres e hijos. LOS CONTRAS. Se genera un hábito inadecuado del dormir. - Se afecta la vida en pareja. - Puede fallar la autoridad. - Hay riesgo de aplastamiento. Es peligroso dormir con el bebé cuando alguno de los dos ha fumado o bebido, es obeso, toma calmantes o está cansado. - El niño tiene más posibilidades de caerse de la cama. - Existe el riesgo de que el bebé quede atrapado entre la cabecera de la cama y el colchón. - El menor crece inseguro.

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