Por casualidad me topé con la clasificación del torneo colombiano de fútbol y me sorprendí con lo que está pasando: el líder es el Deportes Tolima, que golea a todo el que se la cruce en su camino y muestra un rendimiento de por lo menos el 80 por ciento, cosa ejemplar y que muchos equipos de marca quisieran tener. ¿Y qué tiene de raro para los lectores de este diario especializado? la respuesta rranca en otra pregunta ¿Alguien se ha detenido a considerar la nómina de ese equipo de Ibagué? Lo que está pasando en el fútbol colombiano sólo se explica en buena parte en el esfuerzo de un grupo de muchachos, quienes inspirados por un líder de su condición están logrando llegar a la cima con mucho trabajo, dedicación, esfuerzo, buena voluntad y deseo de triunfo. Y lo más importante, en medio de la adversidad, porque nadie puede decir que su sede deportiva tiene los lujos de las ciudades grandes del país. Puede que resulte forzado para muchos, pero lo que está pasando con el Tolimita, como le dicen cariñosamente, me hace recordar un libro Desde la adversidad, un apasionante libro del español Santiago Alvarez de Mon, en el que cuenta la historia de liderazgo de importantes hombres como Nelson Mandela, José Carreras y A. Bocehelli, entre otros, quienes triunfaron después de sobreponerse a la adversidad. Y esto en el mundo de los negocios tiene todo el sentido, en particular entre quienes están arrancando o las pequeñas empresas colombianas, que son la inmensa mayoría en el país. Las dificultades que viven los empresarios colombianos los coloca ante preguntas como ¿tengo un producto de calidad? ¿estoy buscando beneficios demasiado inmediatos? ¿he desarrollado una relación sólida con mi cliente? ¿elijo bien mi equipo humano? ¿atraigo al talento que necesito? Todas esas incógnitas son normales y hacen parte del camino que lleva al éxito, que es el resultado de ese trabajo serio y comprometido. La descalificación a sí mismo no es el camino. El éxito va más allá del poder y la riqueza que alimentan un ego frágil y ególatra. La excelencia es mucho menos complicada de lo que muchos creen y está más cerca del sentido común. Es lo que creo que le pasa a Tolimita. Su éxito es la lealtad a su modelo, al trabajo noble y comprometido, que no se mide por el número de estrellas obtenidas o las comodidades de muchos equipos. Un ejemplo para muchos colombianos.
Finanzas
31 mar 2006 - 5:00 a. m.
Un caso ejemplar
Aclaración de entrada: no soy fanático del fútbol, aunque debo decir que no he sido indiferente en los momentos gloriosos, como el 5-0 que nos hizo vibrar y sobreestimar la calidad del balompié nacional. Desafortunadamente fue una dicha que duró muy poco... No voy al estadio ni me apasiona el grito del gol.
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