Colombia tiene el mejor entorno para la inclusión financiera en el mundo, no solo porque el ampliar el acceso de la población a los servicios financieros es prioridad, sino que además se está trabajando activamente en el desarrollo de productos digitales (de entidades tradicionales y Fintech) para llegar a más usuarios.
(Lea: En Colombia, el 80,1% de los adultos tiene algún producto financiero).
Con un puntaje de 81 sobre 100, el país ocupó el primer puesto en el Microscopio Global 2018, realizado por The Economist Intelligence Unit (EIU, por sus siglas en inglés), y que evalúa el ambiente para la inclusión financiera en 55 economías del mundo.
El segundo lugar es para Perú (con 75 puntos), y Uruguay es tercero, con 75. En la región, le siguen México en la casilla 6, Chile en la 8 y Brasil en la 9.
(Inclusión financiera: Colombia, de los que más avanza en A. Latina).
Según el reporte, si bien la gran mayoría de países que trabajan en la inclusión financiera cuentan con planes en este frente que son apoyados por los gobiernos, los líderes se destacan porque el tema se aborda desde comisiones de las que hacen parte diferentes organismos estatales, y que tienen metas puntuales.
En el caso de Colombia, los objetivos son en materia de acceso y uso de los productos financieros, y además los comités cuentan con el apoyo de gremios y entidades privadas.
Además, reconoce que hay un “ambiente regulatorio favorable que protege al consumidor y que incentiva que más jugadores proporcionen servicios financieros a la población de ingresos medios y bajos”.
De igual manera, destaca el hecho de que en el país se hayan dado avances por entender y vincular las nuevas formas de prestar servicios, como la creación de una arenera (en donde la Superintendencia Financiera permite la experimentación controlada), así como la existencia de organizaciones como Colombia Fintech, de la cual hacen parte los emprendimientos y entidades tradicionales.
Sin embargo, el informe señala que en Colombia hay una ‘restricción desproporcionada’ a la propiedad de instituciones no bancarias, teniendo en cuenta que solamente entidades colombianas o domiciliadas en el país pueden pedir algunas licencias.
Concluye que el progreso dependerá de reducir las barreras a la infraestructura de pagos y de una mayor educación financiera.