La revaluación, la pérdida del mercado venezolano y el contrabando han sido las principales causas de las dificultades de la cadena textil-confección en los últimos cuatro años. Y, mientras que las empresas de confecciones y comercialización han logrado recuperarse, no ocurre lo mismo con las textiles.
Así se desprende de una investigación realizada por la Superintendencia de Sociedades a partir de los estados financieros de más de 800 compañías pertenecientes a esta cadena.
El informe señala que a pesar de las dificultades que ha experimentado la actividad manufacturera en el país, las firmas de confecciones tienen un desempeño positivo en materia de ingresos operacionales, utilidades y rentabilidad.
El año pasado, sus ingresos crecieron 9,7 por ciento, a 5,7 billones de pesos, con lo cual responden por el 40 por ciento del total de la cadena. Además, este nivel ya es superior al punto máximo que traían en el 2008.
En contraste, las ventas de las firmas textiles retrocedieron 3,5 por ciento, a 2,8 billones. Por el lado de las utilidades, en el caso de las confeccionistas completaron cuatro años consecutivos creciendo, y ya se acercan a los 200.000 millones de pesos.
Y si bien las textileras en su conjunto reportaron ganancias, estas llegaron apenas a 17.000 millones de pesos, 77 por ciento menos que en el 2011. Sobre estas empresas, el estudio advierte que su problema principal es la deuda.
Según la Supersociedades, las obligaciones se están concentrando en el corto plazo, “por la incertidumbre de las entidades financieras y proveedores para la definición de plazos para el pago”.
Ante este panorama, el estudio sugiere varias estrategias para que la cadena recupere su dinámica. Las principales recomendaciones son continuar atrayendo inversión extranjera (como ha ocurrido en otros años), avanzar en materia de investigación e innovación de la mano del Estado y de la academia, y fortalecer los clústeres textil-confección en distintas regiones colombianas.