Carlos Hernando Molina, presidente de Procaña, indicó que el 50 por ciento del área sembrada con caña azucarera ya está mecanizada. “La mecanización avanza a pasos agigantados”, dijo a Portafolio TV el dirigente gremial del Valle del Cauca.
Así las cosas, la mitad de los machetes que cortaban la caña de los 13 ingenios del país ya están jubilados o pasaron a desempeñar otras labores en otras fincas.
Esta actividad, considerada como uno de los oficios más extenuantes del mundo, pronto acabará en Colombia, para dar paso a la mecanización total.
Un solo dato ilustra lo anterior. El corte manual de la caña es una de las labores que exige el mayor esfuerzo físico de los trabajadores, pues, para cortar 10 toneladas de caña, son necesarios 9.700 golpes de machete, a un promedio de mil golpes por tonelada e igual número de flexiones del cuerpo.
Para dar paso a la tecnología, las empresas y el gremio azucarero emprendieron desde hace casi una década la capacitación y reentrenamiento de los 12.200 trabajadores del corte que llegaron a tener los ingenios.
Una cosechadora de caña puede hacer el trabajo de 120 corteros, pues procesa 50 toneladas de caña por hora; así, en una jornada laboral de ocho horas corta y procesa unas 400 toneladas.
Las máquinas se producen desde hace tres décadas, aunque sí son nuevas y escasas en el mercado colombiano y es uno de los inventos más revolucionarios para el campo.
La cosechadora maneja una línea de corte predefinida; ‘traga’ lo que encuentra a su paso, deshoja los tallos, los limpia y los corta en trozos de entre 20 y 40 centímetros, quedando así listos para su beneficio.
Por uno de los lados de la máquina se ubica el tren cañero en el que la cosechadora va depositando la caña cortada, mientras que por la parte de atrás, todo el material vegetal resultante queda como cobertura del suelo.