La responsabilidad indelegable que tiene el Banco Mundial (BM) de combatir la pobreza y de mejorar la calidad de vida de la población sin distingos de ninguna clase, tal vez lo ha llevado a reconocer que el camino trazado por China vale la pena revisarlo, estudiarlo y ajustarlo, aunque pueda soportar muchas críticas; pues el presidente del BM, Robert Zoellick, ha dicho que China ha demostrado en los últimos 30 años que puede lograr avances importantes en prosperidad. Agrega el directivo que el potencial de crecimiento de ese país es alto y considera que con la ayuda del BM se podría contribuir a un desarrollo sostenible que le sirva a China y al mundo. Para ello, reconoció en Pekín, se debería pensar más en su mercado interno para equilibrar su economía, debido a que los países desarrollados se están desacelerando, y por lo tanto es impensable que a futuro su crecimiento sea sostenido mediante exportaciones. Cree el alto funcionario que frente a todas estas bondades, uno de los problemas podría ser la inflación, ya que, pese a las alzas en las tasas de interés y los requisitos de reservas bancarias, dicho fenómeno alcanzó en julio su máximo nivel de los últimos tres años (6,5 por ciento). La idea del BM es presentar a finales de este año un documento que describa una serie de acciones que China debería realizar con el propósito de reequilibrar su economía, mejorar el medio ambiente, disminuir la desigualdad y elevar la calidad de vida de sus habitantes, pero manteniendo su rápido crecimiento. Para ello, anuncia que los tópicos versarán sobre la transición hacia una economía de mercado, el fomento de la innovación, la manera de avanzar en el desarrollo ecológico, la forma de brindar igualdad de oportunidades y seguridad social a sus ciudadanos y el fortalecimiento del sistema fiscal. Sin embargo, no hay anuncios sobre el régimen cambiario, su sistema político, la política carcelaria, la importancia de la inflación en la política monetaria, los esquemas para sustituir las exportaciones, el manejo de la política comercial, los niveles de intervención pública, los esquemas de regulación y control, la forma de arbitrar conflictos, los criterios para el manejo de la disciplina fiscal, las competencias del sector financiero, entre otros aspectos. Habrá que esperar ansiosamente el estudio, el cual podría servir de manual para el resto del mundo. Quizá se convierta en la impronta que destierre el fracaso anterior. jcoronel2003@yahoo.esHELGON
Finanzas
07 sept 2011 - 5:00 a. m.
Del consenso de Washington al consenso de Pekín
Tras el fracaso aún no reconocido del consenso que se promovió mediante la aplicación de una serie de políticas para impulsar el crecimiento en las últimas dos décadas, se vislumbra ahora un intento de acuerdo que plantea 'nuevas' recetas económicas con el fin de que las economías luchen por el crecimiento, y con la cual se busca que China logre una senda de progreso sostenible, según los desafíos que plantea la actual situación económica mundial.
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