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Finanzas

16 abr 2007 - 5:00 a. m.

Crece la tensión en el Congreso por el debate del paramilitarismo

El asesor más cercano de un ministro llamó la semana pasada a la directora de la biblioteca y le pidió un solo tema: toda la reglamentación existente sobre las Convivir. Como él estaban todos los funcionarios paisas de la alta administración.

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Otro pidió urgente el discurso del entonces gobernador de Antioquia, Álvaro Uribe, cuando dio vida a las Convivir en ese departamento. Los afanes de última hora de Palacio ilustran la angustia que se vive en el Gobierno por el que se ha constituido sin duda en el debate más publicitado de los últimos años en el Congreso: el que convocó el senador Gustavo Petro para mañana martes. “Ni crea que le voy a anticipar más detalles”, le dijo un asesor cercano de Petro a un periodista cuando le propuso que le contara con qué va a salir. Hasta ahora, la bancada del Polo ha sabido manejar a cuentagotas la información. El solo anuncio de que revelará 2.000 nombres de dirigentes antioqueños vinculados con los grupos paramilitares, entre ellos diez congresistas y ex congresistas, puso a toda la dirigencia paisa a revolar “en cuatro”. Entre ese inmenso grupo, según se supo, habría empresarios, periodistas, ganaderos, financistas y hasta dirigentes deportivos comprometidos. Las denuncias de Petro han ganado en credibilidad en la medida en que luego de que las formula en el Congreso, suelen ser judicializadas. Un senador liberal recordaba cómo el mismo día en que hizo el primer debate, la Corte Suprema vinculó al primer grupo de parlamentarios al proceso de la ‘parapolítica’. El grupo estaba encabezado por el senador Alvaro García, que reiteradamente llamó “payaso” al senador del Polo, haciendo alusión a la estrambótica combinación que suele hacer de corbatas y chaquetas. El trabajo legislativo, entonces, comienza su fase decisiva en medio de los debates sobre la participación de dirigentes políticos en la organización y financiación de los grupos paramilitares. El objetivo central de Petro es demostrar que entre 1995 y 1997, período en que ejerció como gobernador de Antioquia el actual Presidente Alvaro Uribe, se “dispararon” los grupos paramilitares que a su vez tuvieron como punto de origen las organizaciones llamadas ‘Convivir’, de las cuales Uribe fue su principal mentor. Petro busca demostrar igualmente que el paramilitarismo en la Costa fue “importado” de Antioquia. “Allá no sabían de masacres ni de motosierras”, dijo Petro al señalar cómo la Costa terminó siendo presa de las organizaciones ilegales armadas. Pero su objetivo máximo es vincular hasta donde pueda al propio Presidente al debate de la parapolítica. “Si las pruebas no son contundentes, Petro va a terminar dándose un tiro en el pie”, dijo un senador liberal al advertir que el Jefe del Estado ha salido incólume de todos los escándalos. Su popularidad se ha mantenido en un promedio de setenta puntos a pesar de que personas tan cercanas como el propio ex director del DAS, Jorge Noguera, fue formalmente acusado de favorecer a paramilitares de la Costa Caribe. El telón de fondo del Polo Democrático es presionar hasta donde más pueda al Gobierno para llevarlo a una mesa de conversaciones en que se puedan definir unas reglas de juego claras con miras a las elecciones de alcaldes y gobernadores que se llevará a cabo en octubre próximo. El Polo teme que en esas elecciones se reproduzca el fenómeno paramilitar. Y que sus candidatos propios sean arrasados, “física y electoralmente”, como dijo uno de sus dirigentes. El Gobierno, por el contrario, no piensa llegar a ningún acuerdo con el partido de oposición. A las precarias mayorías que hacen los uribistas, cada vez más enfrentados, el Presidente encontró un nuevo y sorpresivo aliado. Se trata del Partido Liberal. De iniciar el ciclo de debates sobre la ‘parapolítica’, en cabeza de la senador Piedad Córdoba, el liberalismo se ha ido desvaneciendo como fenómeno de oposición. Algunos de sus líderes confirmaron que lo que se busca es justamente distanciarse del Polo y acercarse al uribismo “con las ventajas que da el noviazgo y que suelen extinguirse con el matrimonio”. Se refiere a que quienes están casados con Uribe, es decir, el partido de la U y los conservadores, ya empezaron a sentir celos de la nueva conquista del Presidente. El Jefe de la U, el controvertido Carlos García, se quejó de que mientras el Presidente recibe personalmente a “los enemigos”, envía a los “amigos” a hablar con funcionarios subalternos. García ha sido un duro crítico de varios ministros, entre ellos del de Agricultura. Las discrepancias entre miembros del uribismo se dejarán sentir profundamente en el debate y aprobación del proyecto de transferencias electorales, que ya empezó su curso en segunda vuelta en el Congreso. Con el debate de Petro, en fin, se puede asegurar que comienza la segunda fase del escándalo de la parapolítica, que hasta ahora solo ha dejado tendidos en la lona a los propios implicados. Porque lo que es el Presidente, por una parte, y los dirigentes del Polo, por otra, han ganado en el terreno político. Falta ver si esa gasolina les alcanza hasta octubre, cuando la primera gran medición de fuerzas electorales."Con el debate de Petro se puede asegurar que comienza la segunda fase del escándalo de la ‘parapolítica’”.

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