Cada vez es mayor el esfuerzo que tienen que hacer empresas y trabajadores para remontar la crisis mundial. Leopoldo F. era directivo de una empresa industrial europea que recibió el encargo de trasladarse a Oriente Medio “porque era donde había trabajo y existía un mercado en expansión”. Su caso, cada vez más frecuente en el mundo global, es el típico de un empleado a quien se le aplica la movilidad geográfica.
Se entiende como movilidad geográfica (MG) “toda modificación del lugar de la prestación de trabajo que exige al trabajador, de forma definitiva o temporal, un cambio de residencia”, según los expertos de IESE-IRCO Business School, Jose Ramón Pin, Pilar García-Lombardía y Andreu Peiró.
El equipo de IESE-IRCO indica que, en general y dependiendo de las normas de cada país, se puede aplicar la MG cuando “el empresario alegue razones económicas, técnicas, organizativas o de producción que lo justifiquen, con la novedad de que la normativa actual considera como tales razones las relacionadas con la competitividad, productividad u organización técnica o del trabajo en la empresa, cuando antes se justificaban de forma menos precisa”.
Las razones para la expatriación de trabajadores por parte de las empresas pasan siempre por la búsqueda de nuevos mercados. “Esta búsqueda, para ser efectiva, requiere la presencia en destino de empleados que produzcan el bien o servicio y/o gerentes que lleven consigo el know how y la cultura de la organización”, matizan los expertos.
La expatriación en los últimos tiempos tiende a ser cada vez más de personal técnico o directivo, aprovechando así las ventajas de la contratación de mano de obra poco cualificada en el país de destino.
La necesidad de nuevos mercados, de mejorar la competitividad y de tener una presencia global de las empresas, hace que, desde hace pocos años, exista una tendencia a la búsqueda de perfiles internacionales dentro de las corporaciones, como indican los especialistas: “empleados (por lo general directivos), que son contratados ya con el objetivo de poner a su disposición una carrera profesional internacional”.
“La motivación de las nuevas generaciones –y su mayor conocimiento de los idiomas- para este tipo de carreras internacionales implica que las empresas se ven menos obligadas a incrementar económicamente los beneficios de la internacionalización”, matizan desde IESE-IRCO. En definitiva, una tendencia con un crecimiento sin precedentes entre los trabajadores más cualificados, que se está convirtiendo. Cada vez más experimentamos lo real que es vivir en una “aldea global”.